Siete años lleva la disputa legal en Estados Unidos, entre dos de las compañías fabricantes de teléfonos inteligentes más populares de todas. El aparente último paso en dicho enfrentamiento ocurrió la semana pasada, cuando una corte federal en California ordenó a Samsung que le pague 539 millones de dólares a Apple, por copiar el diseño y funciones de iPhones y las tabletas iPads.
Todo esto tuvo su comienzo en el año 2011 cuando Apple denunció a Samsung por presuntamente copiar la forma rectangular con esquinas redondeadas de iPhones y iPads, así como también los elementos de la interfaz, como lo es el toque para ampliar la imagen. Un año después, en 2012, una corte declaró culpable a Samsung de ello y le ordenó pagar 1050 millones de dólares en daños a Apple. El delito como tal fue infringir tres patentes de diseño.
Sin embargo, la compañía de origen surcoreana apeló específicamente en cuanto al monto de la compensación por daños y argumentó que sólo debía pagar 28 millones de dólares, una suma que según ellos es limitada a las ganancias de la empresa que están directamente relacionadas con los componentes o características cubiertas por dichas patentes.
Apple por su parte pedía 2500 millones de dólares, los cuales calcularon a partir de ganancias obtenidas por el precio total de un iPhone. Todo este tema en relación a la cantidad fue lo que causó que el proceso se extendiera hasta estos días.
Finalmente, el fallo judicial estableció que 533,3 millones del total de la compensación que Samsung deberá entregar a Apple, corresponden a la infracción de tres patentes de diseño de la misma. El resto se impuso por copiar dos funciones patentadas.
Para Apple constituyó un gran logro el que los miembros del jurado acordaran que Samsung pagara por copiar sus productos, alegando que se trataba más que una cuestión de dinero ya que lo que querían en sí era proteger el trabajo duro y la innovación de sus empleados.