En el verano se disfruta del sol plenamente y todos quieren lucir un bronceado espectacular. Puede resultar muy sencillo colorear un poco la pie, pero una tarea no tan fácil es mantenerlo.
La exposición al sol, que para algunos es un placer culposo, ciertamente es un arma de doble filo. La semana después de haber tomado un poquito de sol el bronceado estará perfecto. Pero, con el paso de los días, es posible que vaya desapareciendo o que la piel comience a caerse o pelarse.
Con el fin de mantener el bronceado hay una serie de cuidados recomendados. Antes de hidratar correctamente la piel, se debe limpiar en profundidad para eliminar la sal y otros residuos del ambiente. Para ello, se puede usar un producto específico o alguna receta casera como la miel y el azúcar.
La piel se debe exfoliar durante duchas de agua tibia que ayudan a relajar y humectar todo el cuerpo de forma natural. El primer efecto que tiene el astro rey es que reseca la piel sin que la persona se dé cuenta.
Para consentirla, después de un día de sol, es necesario hidratarla muy bien luego de la exfoliación. En este caso, se debe usar una crema neutra según el tipo de piel y humectantes especiales para después del sol.
Este último producto es básico porque ayudará a mantener el bronceado, permitirá la regeneración de la piel y sanará los rastros de sensibilidad.
Un dato muy importante es que hay que tomar mucha agua. Está comprobado que las cremas y los productos humectantes no son suficientes para poder tener una buena hidratación. Después de haber estado expuesto mucho tiempo al sol, la piel suele quedar ciertamente dañada y el cuerpo tiende a perder mucha agua. Por esto, la ingesta de líquidos es fundamental para mantener un bronceado perfecto.