Pensar que la piel no necesita cuidados implica ser mezquino con uno mismo. Por eso hay que buscar un momento en medio de la rutina diaria para regalarse un cariñito y devolverle la suavidad y la hidratación que la harán lucir más saludable.
Lo mejor es que lo podés lograr sin salir de tu casa, solo con algunos de los productos que usás con frecuencia.
Las mascarillas faciales caseras son una excelente opción, ya que no necesitás más de 10 minutos para recibir sus beneficios. Una de las más usadas es la que se hace con limón y pepino. Este último hidrata la piel, aumenta la producción de colágeno, disminuye las ojeras, elimina el sebo y las impurezas.
Basta con exprimir medio limón hasta obtener el zumo y mezclarlo en la licuadora con varias rodajas de pepino. Antes de aplicar la mascarilla, que debe hacerse por 15 minutos, hay que lavar bien la cara con jabón antiacné y abundante agua.
Otro aliado de la piel sobre todo del rostro es el yogurt, dado que aporta hidratación, exfolia y evita los granitos. Este mezclado con miel (que también hidrata, suaviza y limpia el rostro) da excelentes resultados. Su aplicación debe ser de por lo menos 20 minutos. Para optimizar sus propiedades se recomienda retirar la mascarilla con agua tibia.
La levadura de cerveza con clara de huevo es otra combinación que brinda muchos beneficios a la piel del rostro, puesto que la levadura de cerveza es conocida porque ayuda a depurar las toxinas que suelen acumularse en la dermis gracias a que posee silicio, un mineral que permite tener un cutis firme y joven. Esa firmeza también la aporta la clara de huevo que, a su vez, elimina el sebo.
Ambos ingredientes deben integrarse durante por lo menos cinco minutos hasta conseguir una textura adecuada. Después de dejarla reposar por máximo 15 minutos se aplica en nariz, frente y pómulos.