Cuando era niño, la madre de La Divaza le reclamaba que utilizara palabras altisonantes. En ese entonces no tenía forma de saber que en el futuro le harían acreedor de más de 25 millones de reproducciones y que le servirían para batir sus propios récords en YouTube.
Con 14 años se abrió camino en la web encerrado en una habitación de su casa en la localidad de Maracay, en Venezuela. Cuenta que estaba solo en su cuarto y quería divertir a la gente, veía a otros youtubers y sus amigos lo animaban a hacer videos. Luego comenzó a estudiar Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello en Caracas, pero solo cursó un semestre por la distancia entre la casa de estudios y su lugar de residencia.
Poco a poco, se convirtió en una figura de YouTube. Al principio solo recibía 0,12 centavos de dólar por cada 1.000 reproducciones que tenían sus videos. Para entonces ya contaban con anunciantes gracias a los suscriptores que se iban sumando a su canal.
En 2016 vio los mayores frutos de su trabajo. Pasó de las pantallas a los escenarios para presentar espectáculos de comedia en toda Latinoamérica. Visitó Argentina, Perú, Ecuador y México, donde reside ahora, e incluso pudo ir Israel gracias a un viaje junto a otros youtubers.
Alejado de los escenarios y las filmadoras, La Divaza se apaga y su semblante denota sobriedad. Le gustan películas como 50 sombras de Grey y Call me by your name, prefiere la música electrónica de Dua Lipa, usa perfume 212 VIP de Carolina Herrera e insiste en que no se hizo cirugías en los labios.
En sus videos proyecta una personalidad muy extrovertida como parte de su personaje, pero dice que su forma de ser es muy distinta a la hora de tratar con la gente en privado.