Se convirtió en una de las mujeres con más pantalla durante 2013. Su separación de Fabián Doman (49), padre de sus hijos Cocó y Marc y con quien estuvo casada 20 años, la puso en primera plana y, a poco más de dos años de la ruptura, Evelyn von Brocke (47) logró recuperarse y volver a sonreír.
La periodista, que se dio lujos profesionales como cubrir el atentado a las Torres Gemelas o entrevistar a Angela Merkel (canciller de Alemania desde 2005), sufrió su ruptura, fue tapa de todas las revistas, los medios no paraban de hablar de ella y hasta lloró en vivo mientras no paraba de trabajar en Bendita, con Beto Casella.
El tiempo pasó y la bellísima Evelyn renació de las cenizas. Hoy es la entrevistadora estrella de la revista Caras, tiene un proyecto para volver a la TV y disfruta de su nuevo amor. En diálogo con Ciudad.com habló de su cambio de vida.
"Mis parejas (después de separarse de Doman estuvo año y medio de novia con Robert Livingston pero la distancia los complicó) han sido tan mediáticas que esta vez mi corazón es mío y no lo quiero compartir con la prensa. Estoy muy bien, contenta, tranquila y tengo una persona que está feliz de estar conmigo y nos centramos juntos".
-¿Cómo te sentís al haber vuelto al trabajo tras algunos meses de descanso?
-Estoy feliz con lo que estoy haciendo en la revista Caras. La gráfica era una de mis cuotas pendientes. Hice tele hasta saturarme y radio también. Quise volver a la pluma; el desafió comenzó con una entrevista que me costó dos meses armarla. Logré que Héctor Ricardo García, para mí es uno de los últimos periodistas que quedan en nuestro país, hable conmigo tras 10 años de silencio en los medios. Me contó desde quién heredará el grupo Crónica hasta quién fue su amor más importante. La idea de este nuevo proyecto es entrevistar personajes y seguir por este camino, es un desafío tremendo. Estoy buscando prestigiosos y no tanto famosos.
-¿Vas a volver a la televisión?
-Tengo una propuesta para septiembre, en dos semanas voy a ver si es compatible con lo que estoy haciendo. Sería para una coconducción en un programa netamente periodístico. Me pica el bichito de la TV, pero necesitaba estos meses de descansar de la pantalla. Me di cuenta que hace 10 años consecutivos -estuve 5 en América y 5 en Canal 9- me hice brushing todos los días durante una década. ¡Iba a quedar pelada! Ja, ja.
-Lo último que hiciste en la pantalla chica fue Bendita: ¿seguís mirando el programa?
-La verdad es que no vi más Bendita desde que me fui. Estoy viendo muy poca tele, no lo digo para hacerme la cool, sino porque me estoy dedicando más a leer y a preparar estas entrevistas. Llegué a estar en una especie de cadena nacional, hashtags todos los días. La explicación que le encuentro es que Fabián y yo somos dos personas normales y nos separamos. Eso fue lo impactante. Creo que separarse es una tragedia social-familiar. La familia se nos fue quebrando y tenemos que aprender como sociedad que somos otro tipo de familia, pero somos familia. Me pasó que nunca paré de trabajar hasta en el peor momento. Me tocó estar llorando y no querer ir al aire. Mis jefes me decían “no podés dejar esto” y yo decía “hoy no puedo salir al aire”. Seguí adelante y laburando. Creo que nunca desprotegí mi laburo, sí un poco a mí misma. Lo que hay que recuperar es eso. Soy una convencida de que las mujeres nos podemos recuperar de todo, dejo de lado el fallecimiento de un hijo, no me quiero meter en eso. Soy la prueba viviente de que un día dejás el pijama y dejás la cama. Un día salís adelante.
-¿Cómo está tu familia después de todo lo que pasó?
-Con amor recuperás todo en la vida, se vuelve de todo. De hecho hoy tengo una relación excelente con Fabián para educar a nuestros hijos y hablar de sus temas. Incluso, me llamó ni bien salió la nota con García para felicitarme. Y claro, hemos sido compañeros de trabajo, tuvimos 20 años una consultora de prensa juntos. Volviendo al tema de la familia, creo que las mujeres somos las que marcamos un rumbo. Una mujer maldita la arruina y una con más paciencia y te llevan adelante todo. Te sientan en la mesa a todos, no importa quiénes sean. Eso está bueno. De esas mujeres hay que aprender. A los hijos no se los puede usar de trofeos de guerra.
"Con amor recuperás todo en la vida, se vuelve de todo. De hecho, después de mi separación de la 'Familia Ingalls' tengo una relación excelente con Fabián, para educar a nuestros hijos y hablar de sus temas. Incluso, me llamó ni bien salió la nota que hice con Héctor Ricardo García en Caras para felicitarme".
-¿Cómo sigue ese corazón? Sé que estás muy bien acompañada…
-Del corazón ya no hablo mucho, pero estoy tranquila. Me considero una persona que cree en el amor, en la compañía y que vuelve a apostar. La vida de a dos es placentera, estoy muy tranquila, contenta y muy feliz. De mi separación de “la Familia Ingalls” aprendí que por lo único por lo que tenés que permitirte llorar es por tus hijos. Mis parejas (después de separarse de Doman estuvo año y medio de novia con Robert Livingston, pero la distancia los complicó) han sido tan mediáticas que esta vez mi corazón es mío y no lo quiero compartir con la prensa. Estoy muy bien, contenta, tranquila y tengo una persona que está feliz de estar conmigo y nos centramos juntos.
-Vi en tu cuenta de Twitter que con él también compartís tu fanatismo por las motos…
-Sí, soy muy aventurera y me encanta la naturaleza. Me gustan las motos desde chica porque me crié en los veranos en Córdoba. Me crié andando en motocross y andando en caballo a pelo. Nuestros trabajos no nos permiten disfrutar tanto de eso… a menos que seas Mario Markic o Iván de Pineda.
-Para terminar me gustaría que me cuentes algún tip de belleza o de qué manera te cuidás para estar tan bella.
-Ja, ja. Bueno, no estoy a favor de las cirugías, así que lo que hago es todo natural. Entreno tres o cuatro veces por semana y desde los 15 años uso cremas. Soy fanática. Mañana, mediodía y noche me pongo. He usado desde las más baratas hasta las más caras. Considero que cualquier crema es buena. El tema es estar hidratada, lo peor que podés hacer es dejar que la piel esté reseca. De chica mis amigas me cargaban y me decían “ahí viene la torta” porque siempre estaba llena de crema... ¡ja, ja, ja!