El éxito que Karina la Princesita (31) logró desde que comenzó su carrera en la música, el cariño que supo ganarse de su público y todos los proyectos laborales que tocaron a su puerta no borraron las marcas de su pasado. A días de que debute como jurado en el Cantando 2020 (que saldrá por la pantalla de eltrece el próximo lunes a las 22.30), la artista abrió su corazón y recordó la etapa más dura de su infancia.
“Me han hecho de todo. Cuando cumplimos 12 años empezó a cambiar toda la generación. Estaba de moda que las chicas se junten en la esquina, en esa época fumaban. Para mí era otra cosa, era más aniñada. Calculo que dejar de pertenecer o no sentirme parte de esas formas que tenían ellas las llevó a ellas a eso”, contó La Princesita sobre el maltrato que padeció de sus compañeras de colegio, en diálogo con Agarrate Catalina, el ciclo radial que conduce Catalina Dlugi por La Once Diez.
"Me empezaban a golpear la puerta y cuando yo salía mandaban a la más chiquita a que me pegue un cachetazo. Entonces yo me defendía y venía la más grandota y me agarraba del cuello contra la pared”.
“Yo participaba mucho en el colegio y no decía malas palabras, era más ‘señorita’, como se dice. Y me decían cosas gravísimas que no las podría repetir, cosas guasas de la peor forma que te puedas imaginar”, agregó, dejando en claro lo difícil que fue atravesar ese momento de niña.
Además, Karina reveló que la violencia que ejercían sobre ella no era solo verbal sino también física: “A veces yo iba al baño y cuando me veían empezaban a venir de a seis o siete atrás mío. Yo decía ‘no puedo ni venir a hacer pipí tranquila’. Me empezaban a golpear la puerta y cuando yo salía mandaban a la más chiquita a que me pegue un cachetazo. Entonces yo me defendía y venía la más grandota y me agarraba del cuello contra la pared”.
"En casa había tantos líos que yo no decía nada, hasta que no soporté más porque la venía pasando bastante mal. Tan mal que, de hecho, me acuerdo y me sigue haciendo daño".
“En casa había tantos líos que yo no decía nada, hasta que no soporté más porque la venía pasando bastante mal. Tan mal que, de hecho, me acuerdo y me sigue haciendo daño. Lo que más quiero remarcar es que no recibía ayuda del colegio. La preceptora decía ‘son cosas de chicos’. Se lavaban mucho las manos sin tener en cuenta que eso te deja marcas para toda la vida. Yo pasé a ser una chica muy insegura en mi vida personal y en todo”, concluyó.