Una de las cosas más complicadas a los que cada ciudadano debió enfrentarse en esta cuarentena fue al hecho de no poder ver a sus seres queridos con el objetivo de evitar el contagio del coronavirus. Y en su caso, Barbie Simons expresó con mucha angustia cómo le afectó no estar en contacto con su abuelo León, quien por su edad, está dentro del grupo de riesgo.
La panelista de Hay que ver cumplió sus 14 días aislada tras regresar de Estados Unidos y en medio del programa volcó sus sentimientos al aire: "Estar encerrada cuando uno están tan acostumbrado a su vida, a ir y venir, fue como un golpe difícil y fue duro estar sola -por más que no me quiero poner en víctima porque hay gente que la está pasando peor y yo tenía familia y amigos que se ofrecían a traerme provisiones- y mi novio a la distancia porque está solo en Estados Unidos", comenzó diciendo.
"El tema de no poder ver a mi abuelo me mata. Él tiene 90 años y está con su pareja. Todos los días hacemos videollamadas porque es como mi vitamina y mi alegría".
"Y el tema de no poder ver a mi abuelo me mata. Él tiene 90 años y está con su pareja. Todos los días hacemos videollamadas porque es como mi vitamina y mi alegría. No lo veo desde más o menos el 4 de marzo, y cada día en una persona de 90 años es un montón. Para mí es vital ir a verlo y compartir cada segundo. Y es re loco que alguien de su edad sea mi inyección de vida y sea él el que me dé la fuerza cuando creemos que no vamos a salir de esto. Eso fue lo más duro de todos estos días, sin poder verlo a él, a mi hermana y a mi sobrino, y estar sola en casa cuando no estoy acostumbrada", agregó, quebrada, mientras sus compañeros se lamentaban no poder abrazarla.
Luego, Barbie se agarró del lado positivo de esta situación: "Pero bueno, es un aprendizaje. Esto de pensar en el ‘aquí y ahora’, a valorar el momento, lo que uno tiene y no dar por sentado tantas cosas. Yo lo quiero abrazar a mi abuelo, es la necesidad que tengo".
"Esto es un aprendizaje. Esto de pensar en el ‘aquí y ahora’, a valorar el momento, lo que uno tiene y no dar por sentado tantas cosas. Yo lo quiero abrazar a mi abuelo, es la necesidad que tengo".
Por último, Simons sorprendió al contar la habilidad que tiene su familiar más querido para adaptarse a las nuevas tecnologías que lo permite estar comunicado con su nieta: "Hace dos años le compré un teléfono como el mío y le enseñé a cómo usar la camarita y entiende a sus 90 años que tiene que poner ‘aceptar’ para poder verme".