La previa con Alexander Caniggia es así: Marcelo Tinelli habla solo, pregunta, la rema y adquiere protagonismo (a esta altura ya se recibió de la categoría conductor -comediante), y el hermano de Charlotte lo mira, entre embelesado por su figura y desconcertado por el show.
La estrategia funciona y los límites son inimaginables: en la última gala hablaron de metafísica (bueno, hablar, lo que se dice hablar, es una forma de decir), entre frases sobre tarotistas, maestros espirituales y hasta analistas. Igual, sobre la vida de Alexander sólo se pudo saber lo sabido: que se levanta a las 11 y que es parecido a su padre.
Es que el hijo de Maniana Nannis se vistió de futbolista para bailar el cuarteto.El tema elegido fue La mano de Dios, de Rodrigo. El intento de ponerle onda valió, pero no alcanzó. A casi todo el jurado no le gustó la coreografía (Marcelo Polino le puso un uno, pero Moria Casán ¡un nueve!) y sólo alcanzaron 25 puntos.
De todas formas, nada parece mosquear al pequeño Caniggia, quien negó que estaba mal por el uno y declaró que eso de deprimirse, “¡jamás!”.
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