En pocas semanas Agustina, de 28 años, conoció a Juan. Y lo hizo en el amplio sentido de la palabra. Se encontraron en un bar, de casualidad y no se despegaron más hasta los ocho meses siguientes que duró la relación.
Se dio todo tan rápido que a las dos semanas la pareja feliz estaba viajando al interior a visitar a la familia de él, a los dos meses Juan se mudó a su casa, si total, ya casi estaban viviendo juntos. A los cuatro comenzaron las dudas y a los ocho se separaron. "Fue todo tan rápido que sentíamos que no habíamos dejado casi nada para después", dice Agustina.
Es que conocer a una persona y tener química inmediata no es fácil, entonces cuando esto sucede, si no hay trabas externas que lo impidan, es común querer satisfacer esa "sed del otro".
"¿Cuál es el problema?" Pensará cualquier lector identificado y se preguntará incluso: "si los dos tenemos ganas de hacerlo, ¿deberíamos reprimirlas?".
No se trata de represión pero sí de evitar quemar etapas. Desconcentrar las energías y sumar a la persona a su vida, en lugar de restar a todo/s lo que los rodea hasta quedar simbióticamente atrapados el uno en el otro.
"En las parejas generalmente se distinguen dos momentos: el enamoramiento. Ese deslumbramiento que va unido a una fuerte atracción física que produce una idealización mutua la cual puede terminar en la desilusión o desembocar en la segunda etapa que es el amor maduro, cuando se ama al otro tal como es. Es a partir de aquí que es posible tomar decisiones que impliquen un mayor compromiso", explica la Lic. en Psicología Mariana Gancedo.
Entonces, ¿cuánto puede durar un amor tan intenso?
Si bien en el amor nada es exacto, es importante saber que un amor a máxima velocidad no podrá ser siempre así, pura adrenalina. Si lo reconocemos, puede que cuando todo se calme se comiencen a vivir situaciones aún más reales, que los lleven a un mayor conocimiento y no por eso, a una menor intensidad.
Esos malditos Impulsos
Aquí, una guía de consejos útiles dictados por Lynn Harris, la estadounidense experta en relaciones, autora del libro "Me ama, no me ama".
- Llamadas telefónicas: si estás pensando en tu pareja y sentís la tentación de llamarlo/a y decírcelo por quinta vez en el día, evitálo. Disfrutar el deseo, también es importante.
- E-Mails y SMS: la regla también se a aplica a este tipo de medios que ciertas veces llegan a saturar a quien los recibe.
- Evitar hablar del futuro: si siempre quisiste irte de luna de miel a Grecia, tener tres hijos o un casamiento perfecto en el campo, está ok, pero no se lo digas a quien conociste hace dos días. En muchos casos, esta actitud ahuyenta a quien recibe el mensaje.
- "Te amo": tomarse su tiempo para expresar estas dos palabritas mágicas al principio de una relación es altamente recomendable. Además, puede que esa sensación sea sólo de una parte, genere compromiso en el otro y quien la diga quede altamente expuesta.