Si fuera argentino, llevaría en terapia muchos años", dice Javier Cámara desde España. Si bien en muchas de sus apariciones cinematográficas no aparece como el más conflictuado de los seres humanos -en Hable con ella, de Pedro Almodóvar, o en La vida secreta de las palabras, de Isabel Coixet-, se ve que fuera de la ficción las cosas son muy distintas.
Cámara reconoce tener mucho interés en nuestro país ("no quiero sonar complaciente o decir una típica frase para quedar bien, pero ¡quiero conocer Argentina!"). pero por ahora sólo parece visitarnos a través de la pantalla grande. Desde ayer, como el protagonista de Fuera de menú, una comedia en la que encarna a un chef homosexual que se enreda en un curioso triángulo amoroso dirigida por Nacho García Velilla, quien lo ayudó a llegar al estrellato gracias a la serie de TV Siete vidas, una de las más populares en España entre 1999 y 2006. Y hasta el día de hoy, Cámara sigue, sin prejuicios, combinando trabajo en cine y televisión.
Leí que decías que habías vuelto a la TV el año pasado porque el trabajo en cine es muy ocasional. ¿Por qué te cuesta tanto elegir un papel?
Es la típica excusa que uno pone para justificarse ante la idea de que hacer TV es peor que hacer cine. Siempre ando justificándome... Pero debo aclarar que la arraigada idea de que en España poseemos una industria cinematográfica es mentira. Hacemos muchas películas, eso sí. Quizás demasiadas. Pero a mí también me parece que hacer una película es un milagro y cuántas más haya, mejor. Aún así, me gusta plantearme retos y seguir un camino no trazado, pero que me sorprenda. Y a veces la tele también ofrece esas sorpresas.
¿Qué tenía de interesante hacer el papel de "Fuera de menú"? ¿Tenías ganas de volver a trabajar con Nacho?
No era interesante por el hecho de ser homosexual. Me gustaba la comedia, volver a trabajar con amigos y disfrutar. Y con respecto al personaje, me interesaba cómo había "borrado" su pasado para disfrutar del presente. Es alguien que no disfruta, pero encuentra en su trabajo un placer para él y un martirio para los que lo rodean. Me preguntaba si yo soy así.
¿Le tenés miedo al encasillamiento, a que te busquen siempre para papeles algo parecidos entre sí?
Me preocupa que esto no me motive. Eric Cantona decía que se retiró del fútbol porque no le divertía. Yo podría firmar esa cláusula... Necesito, sino divertirme, al menos sorprenderme. Por supuesto, me ofrecen cosas que ya hice y lo bueno ahí es saber reinterpretarte, buscar, transformarte. Hacerlo mal, incluso...
Has estado nominado al Goya y ganado en Málaga con este papel. ¿Qué fue lo más complejo del personaje?
Su histeria. Nacho pedía grito, locura, y a la vez darle mucha ternura, que el público odie y ame al personaje. Yo no sé interpretar pensando cosas demasiado cerebrales. Soy resultadista con la comedia. En general me gusta el gesto pequeño y me critiqué un poco cuando me vi. Pero ya se me pasó. ¡Estoy estupendo! (se ríe).
¿Qué tal sos como chef en tu vida real? ¿Sos de los que adoran cocinar o que disfrutan más de comer?
Me encanta abrir la botella de vino, doy buena conversación, cuento anécdotas y chascarrillos, llevo postre y me ofrezco para poner la mesa. Pero difícilmente paso de ahí. Ahora, en España, para cocinar tienes que hacer un master.
¿Es mejor la cocina o el cine español?
De puertas afuera, compiten. Aquí el cine pierde por goleada. Aún así se abre un camino esperanzador para el español, ya que todos por primera vez nos hemos puesto de acuerdo en que somos los mejores en algo. Por tanto, ¡viva la cocina!. Eso sí, el cine es más barato.
Pasaste los 40. ¿Cómo lo llevás?
Soy cada día más consciente de que tengo 15. Me extraña que la gente no se dé cuenta...
Un "estudio" entre los riojanos (Javier nació en la provincia de La Rioja) afirma que sos la persona favorita para "irse de cañas" (a tomar cerveza) ganándole a Rafa Nadal. ¿Cómo te sienta tamaño halago?
Uno: Rafa no bebe cuando juega y juega todo el año. Y dos: soy riojano, ¡le llevo ventaja!