El registro cucurtiano, el del que escribe como quien no sabe, para él es un "registro bajo" que inauguró Juan Desiderio con Barrio trucho (1990) y La Zanjita (1996), ambos de Ediciones del Diego. "Yo aprendí de él y de Daniel Durand. Si ellos no hubieran escrito eso, nada de esto estaría pasando, un antecedente que le dicen", reconoce Washington Cucurto. Hoy el fenómeno se expande por la fascinación que los márgenes provocan en los que ahí llegan: por la música, los dealers o porque sí nomás.
Es el caso de los jaikus tumberos que publica Oscar Fariña en el Flog Pintó el arrebato. "Muy bien escrito, sobre cosas que pasan", opina Cucurto, sorprendido. Un registro similar elige Chechus en su blog Fille Putain y -aunque no llegamos a leerlos- parece que los relatos publicados en Interama Books, la editorial del Proyecto Odisea de la Villa 20 de Lugano, refieren a "lo que les pasa a los pibes en los bailes, con el delito y en el barrio", según contó la editora -vecina de la villa- ante las cámaras de un noticiero.
Leé un relato exclusivo de Cucurto.