La película Los secretos del poder muestra los problemas que están atravesando en la actualidad muchos periódicos norteamericanos, jaqueados por la competencia online y Ben Affleck (36) asegura que él contribuye con su grano de arena a la decadencia de la prensa gráfica al leer todos sus diarios a través de internet. "Los Angeles Times, New York Times, ya no me los hago llevar más a casa, los tiempos han cambiado", reconoce. Muy informado, el actor asegura que además de esos diarios tradicionales, completa sus noticias viendo la BBC británica, la cadena árabe Al Jazeera y leyendo algunos blogs independientes.
Su rol de congresista en la película le cae como anillo al dedo, y muchos en su entorno piensan que Ben podría ser un buen politico, ya que tiene curiosidad, buena predisposición, conocimientos del tema, labia y un look a la Kennedy. Con traje oscuro, muy atildado, su interpretación de Stephen Collins, un político aspirando a la presidencia de su país, permite visualizarlo en esa arena.
El prefiere subestimar esos comentarios y adentrarse por un rato en el problema que lo aqueja esa mañana de domingo en que debe promover su película: su beba no ha dejado de llorar toda la noche y no ha podido conciliar el sueño. "Tener dos hijos es doblemente gratificante. Pero descubrí que tenés que tener dos para empezar a entender de que se trata esto de ser padre", dice sonriente. El actor y la actriz Jennifer Garner tienen una niña de tres años, Violet y una beba, Seraphina, nacida el 6 de enero. Su coprotagonista en el filme, Russell Crowe, también tiene un bebe de menos de dos años, y eso les ha servido para intercambiar consejos fraternales.
A Crowe le toca el rol más pesado en Los secretos...: tratar de mantener incólume su ética mientras le toca investigar en su periódico (el ficticio Washington Globe editado por Helen Mirren), el asesinato de una asistente de su amigo congresista (Affleck). Que siga enamorado de la esposa del político (Robin Wright Penn), quien coqueteaba con ambos cuando eran compañeros en la universidad, no ayuda mucho. Los intereses personales empiezan a mezclarse con los periodísticos y ese es el nudo de la intriga que sucede en Washington.
Aunque tomada de una miniserie británica exitosa, el director admite que la película Todos los hombres del presidente, donde Robert Redford y Dustin Hoffman representaron a los periodistas que investigaron el escándalo Watergate, fue una gran influencia a la hora de filmar. Bob Woodward, el periodista interpretado por Hoffman, aparece en una escena en la que el político debe dar explicaciones a la prensa en la biblioteca del Congreso norteamericano.
"Fue un gran momento -confiesa Affleck-. Hasta ahora nunca había escuchado mucho a los periodistas, era más que nada una relación en la que ellos hablaban y yo respondía. Pero haber pasado muchas horas con ellos me hizo entender el dilema que plantea la película, lo difícil de mantener separadas las buenas intenciones y la ambición personal, tanto en la prensa como en la política. Hay mucha corrupción contaminándolo. Pero todavía hay quienes pelean contra eso".
En una escena se le acercan unos periodistas cuando está dejando a sus hijos en la escuela. Una imagen que el actor y su esposa sufren a diario con la persecución de los paparazzi. Y dice que, aunque es paciente, eso lo enerva.
¿Cual es tu límite cuando se trata de la prensa y tu vida privada?
A mi a y Jennifer no nos molesta que anden los paparazzi alrededor nuestro porque entendemos que forma parte del negocio. Pero trazo una línea cuando se quieren acercar a mis hijas en la calle. Me hacen enojar mucho.
¿Te arrepentís de haber mostrado parte de tu intimidad a la prensa durante tu relación con Jennifer Lopez ?
Filmamos un especial televisivo que nos mostraba jugando al básquet y cocinando para promocionar Gigli. Ahora sé que no debería haberlo hecho. Lo hice porque lo pedían los financistas de la película pero aprendí que hay que saber mantener un balance entre esas exigencias y la defensa de tu integridad y tu vida privada. No lo haría de nuevo. Cambié mucho y eso se lo debo a mi esposa. Ella me hizo madurar y es mi cable a tierra.
Se ve también cómo la información viaja como un relámpago por internet, muchas veces sin ser chequeda. ¿Te asusta eso cuando te involucra?
Internet, como todos los medios de comunicación, es un espejo que nos refeja. Está lo bueno y lo malo. Nos conectamos con todo el mundo, pero las cosas más populares allí son la violencia y la pornografía. Es difícil censurarlo y es complicado cuando se tienen hijos. Cuando yo era chico no tenía acceso a tantas cosas inapropiadas. Creo que lo mejor es no darles computadoras hasta que que no sepan como frenar esa invasión.
La película denuncia la corrupción en el gobierno. Apoyaste a Obama. ¿Crees que va a poder cambiar las cosas?
El tipo de corrupción que se ve en el filme, con esa empresa privada de defensa atada a gente del gobierno tiene mucho que ver con la administración Bush. Nuestros políticos se han convertido en clisés, tenemos que subir los estandares morales y exigirles más. Hay políticos corruptos y medios de prensa corruptos, pero también hay gente tratando de hacer bien las cosas en ambos territorios. Respeto a muchos periodistas y siento optimismo con respecto a Obama. Aunque sé que no va a ser fácil.
¿Descartás la idea de lanzarte en el futuro como político?
Este filme me recordó cuanto me gusta mi trabajo de actor y cuanto respeto me merecen los políticos. Prefiero seguir siendo un activista, yendo al Congo a filmar un documental para la ONU, tratando de mostrar lo mal que están las cosas ahí. Me parece que el político a veces no puede hacer lo que pretende porque hay muchos intereses en juego, debe pensar en quienes lo apoyan y quiere ser reelecto. Ser activista te da libertad para trabajar en un proyecto por vez, y así hacer la diferencia.
Tu primera experiencia como director fue muy buena. ¿Planeás a volver?
Voy a dirigir una película en septiembre y estoy tan atemorizado como la primera vez. Tenía tanto miedo y ansiedad cuando filmé Desapareció una noche, pero filmar me ayuda a focalizarme. Suelo ser muy disperso. Y en este momento estoy interesado en trabajar en proyectos que hagan pensar, no quiero estar pendiente de cómo le va a mis películas en la boletería. Eso también forma parte de mi madurez.