La cotorra argentina se ha convertido en un "verdadero problema" en muchas ciudades españolas, como es el caso de Barcelona, con mayor número de ejemplares de esta ave -unas 2.500 viven en sus árboles-, cuya colonia sigue creciendo a un ritmo de un 8 por ciento anual.
Aunque de apariencia simpática para los urbanitas por su llamativo plumaje verde y pico amarillo, la Myiopsitta Monachus, además de muy ruidosa, es un animal invasor gran depredador de su entorno, a pesar de que fue importado como animal de compañía.
Para edificar sus enormes nidos, pueden llegar a pesar hasta 150 kilos, destrozan sistemáticamente la vegetación para hacerse con ramas con que construirlos.
Ubicados en la parte alta de las copas, los nidos de estas aves verdes con pecho gris provocan por su peso graves daños en los árboles, muchas de cuyas ramas acaban venciendo, poniendo en peligro a los peatones.
Las palmeras son sus árboles favoritos, pero tampoco respetan cipreses, pinos ni plátanos, o incluso farolas y torres de tendido eléctrico, explicó Joan Carles Senar, jefe de investigación del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, quien desde hace una década dirige un equipo de seguimiento de estas aves.
En el último censo de 2006 se cifró su población en unos 2.000 ejemplares, que comenzaron a ser vistos por esta ciudad del noreste de España a finales de los años setenta. Libres de depredadores, se expandieron y comenzaron a criar.
Antes de prohibirse su importación, las cotorras argentinas eran muy baratas en comparación con los loros u otras especies.
Muchas familias que querían tener un animal exótico se decantaban por ellas sin pensar que eran demasiado chillonas y podían resultar violentas.
Sus propietarios las acababan soltando y se expandieron ayudadas por su capacidad para comer prácticamente de todo.
Se nutren también de los cultivos de los huertos de los alrededores de Barcelona, donde se han detectado casos en los que han arrasado el 80 por ciento de lo plantado y por ello los agricultores se han decidido a cazarlas.
Senar dirige el censo que elabora el Museo de Ciencias Naturales, por encargo de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, que estará finalizado en breve y en el que además se estudiará si esta especie puede transmitir alguna enfermedad al hombre.
No obstante, el Ayuntamiento de Barcelona no considera la cotorra como una plaga ni existe aún un programa de erradicación o esterilización.
"Aunque resulte un animal bonito o simpático, son invasores", recalca Senar.
Aunque Barcelona es la ciudad con más cotorras de toda Europa, no es un problema sólo de esta capital y su área, sino que afecta a toda la región de Cataluña y al resto del país.
"España es el país europeo que tiene más", con una presencia también muy problemática en urbes como Sevilla o Valencia, agregó Senar.
Fuente: EFE