El jueves salió a pedir de manera desesperada un órgano para su marido y al día siguiente se produjo el milagro: una familia decidió donar el corazón y los pulmones de un joven de 22 años fallecido en un hecho de violencia.
Y hoy, su mujer Olga cuenta cómo fue el momento en que recibió la gran noticia: "Pensé que podían ser dos cosas: o habían conseguido los órganos, o Roberto había muerto. Gracias a Dios fue la noticia que todos estábamos esperando con ansiedad".
Desde ese momento se inició un maratónico acompañamiento que duró más de 24 horas y tuvo un muy buen final. Sandro despertó antes de lo previsto y hasta se encargó de comunicarse con su mujer: "Cuando el médico ordenó que lo dejáramos descansar, yo dije que me iba al hotel, y él, con sus ojos picarones, me hacía señas que no me fuera, ese fue un momento increíble", declaró.