Como muchos otros artistas, Pink también tuvo una vida bastante agitada antes de saltar a la fama.
Primero, empezó confesando que fue una fumadora precoz, muy precoz. Pink, cuyo verdadero nombre es Alecia Beth Moore, fuma desde los 9 años, su gran vicio.
"Hecho humo desde que tenía nueve años. Es asqueroso. Odio los cigarrillos, pero soy una absoluta fumadora. He tratado tantas veces de dejarlo, que ahora debería dejar de intentarlo", se sinceró la "chica rebelde del rock" en una entrevista que dio a la revista alemana InTouch.
Al parecer, en su juventud Pink era una oveja descarriada. Al menos eso se desprende de otra confesión: haber sido una adolescente "desobediente". Tan desobediente que su madre terminó echándola de su casa ante la imposibilidad de controlarla.
"Antes me escapaba con frecuencia de casa. Siempre que algo me molestaba, me marchaba. A veces un par de días, a veces dos semanas. Y entonces dormía en la calle", confesó Pink
Por otro lado, la cantante aseguró que es una experta tatuadora y que durante una gira tatuó personalmente a todos los miembros de su banda. "También mi mejor amiga tiene un tatuaje mío", destacó Pink.