Mónica es un robot que puede hacer las veces de recepcionista, guía turístico, guardia de seguridad y asistente médico, y es la última creación de los expertos en robótica de Taiwán.
El robot interactivo, que mide un metro y pesa 60 kilos, puede filmar y reconocer a la gente lo suficientemente bien como para admitir su entrada en un edificio de oficinas o enviar un mensaje de texto de emergencia a un guardia de seguridad humano, resumió uno de sus creadores, Ren Luo.
Las funciones sensoriales también le permiten interactuar por control remoto entre doctores y pacientes, especialmente cuando el paciente empeora. Como si fuera poco, los turistas también podrían utilizar el robot para que les dé indicaciones.
Eso sí, con tantas funcionalidades, no se podía esperar que el robot costara unos pocos pesos. Si querés adquirir una Mónica tenés que desembolsar unos 12.500 euros.
Y por si te queda un poco de plata ahorrada, prestá atención porque los desarrolladores de todo el mundo también están trabajando en robots para asistencia doméstica y tareas peligrosas normalmente desempeñadas por humanos, como la detección y desactivación de bombas.