Arriba, bien arriba, empezaba la entrevista Andy K a Rafael Di Tella, hijo del ex canciller Guido Di Tella, un economista argentino que enseña en la Universidad de Harvard y que en los últimos años se especializó en un campo poco explorado de la profesión: la economía de la felicidad. Desde el programa Perros de la Calle, trataron esta mañana el tema que sobre la loca alegría de tener muchos verdes en el bolsillo, que había salido en los principales diarios.
"Llamalo a Rafael para que nos cuente sus conclusiones en la materia", habrán pensado en la producción. Pero la cosa no salió como lo habían planeado. Eso si, desde acá podemos decir que se intentó levantar ese barrilete de cemento. Damos fe de ello. ¿Qué pasó? Para romper el hielo, Andy saludó a Di Tella con un inocente comentario: "Conocí bastante a tu padre. Me divertía bastante las entrevistas con él", soltó. Del otro lado de la línea teléfonica, nadie respondió. Cri Cri.
Pasaron dos largos segundos para escuchar un seco: "Bueno". Lapidario. Fue uno de esos "bueno" que dejan a uno en off side, de esos que te marcan la cancha ya desde el comienzo del partido, de esos que te dicen: "Flaco, acá no hay piel, no hay afinidad, no hay nada. Me llamaste, te respondo y chau pichu". (Por cierto, que lindo es decir "chau pichu)
Vamos entonces al reconocimiento para Andy. Sacó unos músculos gigantes en los brazos. Remó contra la corriente -mostró su oficio de conductor-, cambió el tono de la entrevista, acomodó sus fichas cual jugador de casino, y sacó el barco de la tempestad. "Rafael, otro día te cuento más" (sobre las entrevistas que le hice a tu papá), completó como al pasar, para tapar ese bache que hacía temblar hasta el mismísimo Macri.
¿Qué esperaban todos los oyentes de Perros de la calle? Nada en especial, pero si que el diálogo tenga un poco de sal y pimienta, algo carasterístico del programa. No fue el caso. Por eso, Ciudad.com le entrega al conductor el premio al mejor "acá no pasó nada". Porque el show tiene que continuar.