Volví a cruzarme con Laura, y de nuevo la encuentro con mala cara. "Es la quinta vez que me acuesto con este hombre, le quise dar la oportunidad", dice, "pero no, no me gusta". Una lástima porque Laura parecía verdaderamente triste de que las cosas con este señor no funcionaran en la cama. Estaba por darle mi pésame cuando se me ocurrió preguntar cuál era el problema. Laura susurró "demasiadas posturas".
No es la primera vez, antes Laura se quejó de relaciones sexuales demasiado extensas, ahora resulta que son ¡demasiadas posturas!. Esta chica es una quejosa. Le dije: te tocó un hombre laburador, ¿qué más se puede pedir?
Entonces me miró muy seria, hasta que habló "no es divertido que te den vuelta patas para arriba para hacer la catapulta cuando estabas recién empezando a disfrutar de la libélula ". Ahí me sembró la semilla de la duda ¿no es que en la variedad está el gusto?
Bueno, parece que depende. Tooooda la variedad junta... depende. Según los especialistas están los que prefieren cambiar de postura muchas veces durante una misma relación sexual y por otro lado están los que quieren mayor continuidad en una sola posición, para obtener más placer. Digámoslo así, en el primer caso, se trata de gente que lograr sostener la excitación a través del "pase" de una postura a la otra; para el segundo grupo, en cambio, eso representa una especie de "restarteo", un empezar de nuevo, sin llegar a ningún lado.
Igual, insisto, Laura es una quejosa. Creo que, en su caso, todo se soluciona con la famosísima expresión "más". Justo en el momento en que está por pasar a la siguiente peripecia. Sí, eso: "un poquito más". El otro va a entender de qué se trata.
¿Vos de qué lado estás? ¿alguna vez te pidieron que dejes de dar vueltas por el kamasutra? ¿o te reclamaron más creatividad?