El arquero argentino Carlos Navarro Montoya, en conflicto con el presidente del Tacuarembó, Daniel Albernaz, dijo _entre otras cosas_ que "en este club entrenamos en un lugar lleno de bosta de caballo y el 70% de las veces no hay médico".
En declaraciones que reprodujo el diario El Observador, Navarro Montoya, quien el sábado pasado mantuvo un incidente con el presidente Albernaz, antes del partido con Juventud de las Piedras (1-1), del que no participó, comentó que le dijeron que le habían rescindido el contrato de manera unilateral. La medida motivó la solidaridad de sus compañeros, que llevan dos días sin entrenar y exigen que los dirigentes reincorporen al arquero.
"La actitud de (Daniel) Albernaz habla de alguien que cree que es amo y señor de una situación por ser el presidente y se cree dueño de la vida de los jugadores. Hay algo que es claro, esto no explota porque sí. Acá hay una serie de hechos, de los cuales estoy en conocimiento desde que llegué hace tres meses, y que los chicos vienen soportando hace años", dijo el Mono, de 43.
El ex arquero de Vélez, Boca, Independiente, Chicago, Chacarita, Olimpo y Gimnasia y Esgrima La Plata, entre otros, indicó que "en este club hacen correr a los jugadores en un lugar que está lleno de bosta de caballo...; según el estatuto del jugador, tiene que haber condiciones mínimas para entrenar que deben cumplirse. Tacuarembó practica el 70% de las veces, por no decir el 80% o más, sin médico, a pesar de los reiterados reclamos. Es algo gravísimo, ¡sin médico! Acá hay una pensión, entre comillas, en la que conviven 14 chicos en tres habitaciones... Les daban una sola vez de comer, no dos... no tienen agua caliente".
Denunció, además, que "están amenazando a los jugadores. Los llaman para amedrentarlos y amenazarlos con su futuro. Los dirigentes...los llaman, lo típico. Y el presidente les dijo que a partir de hoy comenzaban las sanciones".
"Da risa que sostengan que quiero adueñarme del club", señaló ante una acusación de algunos dirigentes de Tacuarembó FC de que esté liderando un golpe de estado para gerenciar el club junto a su padre y otros inversores argentinos. "Es un muy buen chiste que los dirigentes piensen que quiero dar un golpe de estado en el club. Esa acusación sólo puede salir de una mente afiebrada, enferma; me da risa que digan esto", cerró.