El deshielo es un fenómeno lamentablemente imparable. La pasada semana un nuevo bloque de hielo del tamaño de Nueva York (unos 700 km cuadrados de hielo) se ha desprendido y ha formado diferentes iceberg en medio de la Antártida. El frente helado norte del bloque Wilkins se ha vuelto inestable y el calentamiento global está afectando a su composición natural.
Los nuevos icebergs se han juntado con los 330 km2 que se desprendieron a principios de este mes con la ruptura de un puente de hielo que ha dejado al bloque Wilkins separado entre la isla de Charcot y la Antártida. Pero además, otros 9 bloques de hielo que flotan cerca de la costa han retrocedido o se han hundido de manera brusca.
Las temperaturas en la Antártida han aumentado unos 3ºC este siglo y la pérdida de estos bloques de hielo provocará que las capas de hielo en tierra se deshagan más rápidamente, aumentando el nivel del mar de forma considerable y peligrosa para las zonas costeras.