Lejos, muy lejos, parece su triunfo en Roland Garros 2004, después de aquella maratónica final frente a Guillermo Coria. Más lejos todavía aparecen las imágenes de su espléndido revés, técnicamente perfecto. Ni hablar los tiempos en que era amo y señor del polvo de ladrillo. Gastón Gaudio, el tenista travieso, capaz de divertir por su juego pero también por sus memorables berrinches, de buenas a primeras entró en un profundo pozo que lo llevó a pensar _seriamente_ "en dedicarse a otra cosa". Un poco por lesiones, otro poco por desconfianza, fue dando de a poco un paso al costado. Perdió con rivales desconocidos, se derrumbó en el ranking (hoy está en el puesto 966) y terminó jugando, haciendo número, en challengers de medio pelo.
Lindo, querible, desfachatado, pasó a ocupar un lugar de privilegio en las revistas del corazón. También en los programas de chimentos. Su nombre, su sobrenombre en realidad, se asociaba a cuanta cara bonita anduviera dando vueltas por ahí. Real o no, fue el novio de América de las modelas. También de las actrices, como Marcela Klosterboer, con quien oficializó una relación que tenía destino de altar, según la confesión en su momento de los propios protagonistas. Incluso, en el último mes se vinculó a Gastón con Juanita Viale, la nieta de Mirtha Legrand. "¿Por qué no se dejan de joder? La conozco y punto...", le dijo enojado en la cara a un periodista de espectáculos, justo en la entrada del Casino de Mar del Plata, donde asistió a la inauguración de un importante campeonato de póker.
Vida "agitada" si las hay, todavía le sigue picando _por suerte_ el bichito del tenis. En Barcelona, donde lo quieren como a un hijo, le dieron un wild card (invitación especial) para que entre directamente al cuadro principal del torneo, sin tener que pasar por la extenuante qually (clasificación). La buena noticia es que hoy, tras casi dos años de sequía, Gaudio volvió a ganar en el circuito ATP. Fue un trabajado 6-4, 3-6 y 6-4 ante su compatriota Diego Junqueira, en una de las victorias más valoradas de su carrera. La última vez que había salida vencedor de una cancha fue en el debut de Roland Garros 2007, frente al francés Macr Gicquel.
¿Cómo lo festejó? Sobrio, pero feliz de la vida. Apretó el puño y se fue caminando, apenas sonriendo. Mañana lo espera el español Tommy Robredo, el sexto cabeza de serie del certamen. Pero mañana será otro día.