Que el escritor galés Ken Follet viene a llevarse el año 2008 por delante parece ser una fija que sólo el mago Juan Ordeix podría hacer desaparecer. Follet capturó a millones de lectores con su novela Los pilares de la Tierra (hace 18 años) y ahora va por más, y quiere llevarse el botín que dejó Harry Potter, con la secuela, Un mundo sin fin. Tan grande es la apuesta que su editora, Random House Mondadori (en Argentina será editado por Editorial Sudamericana), puso en el mercado español 535 mil ejemplares, más de los que había desparramado con las historias del joven mago alumno del Hogwarts. Y ya se vendieron todos.
La fama de Ken Follet en España es tal, que hasta le dedican una estatua en su honor. Sí: será inaugurada este jueves en la Plaza de las Brullerías de Vitoria, la capital del País Vasco. Justo un día después de que el autor presente allí su nuevo libro, inspirado en la Catedral Santa María de esa misma ciudad. Follet estará presente, firmará ejemplares y dará una conferencia gratuita, cuyas mil entradas se esfumaron en doce minutos.
Follet explicó que eligió basar en la catedral de Vitoria su nueva historia, que trata sobre la construcción de una catedral en el pueblo de Kingsbridge hacia el año 1327, después de conocer el trabajo de reconstrucción impulsado por la Fundación Catedral Santa María en el año 2002, que dejaba abierto al público el complicado entramado de cimientos y pasadizos del milenario edificio.
"No es un retrato del nombre, sino del hombre", explicó por su parte Casto Solano, el escultor designado por la Fundación Catedral Santa María y aceptado por el mismo Ken Follet. "La idea era que Ken Follett mirara hacia el interior, hacia su interior". Solano, vasco pero de escuela figurativa (a contramano de los grandes escultores de esa región), ya le ha dedicado bustos al primer presidente del Consejo General Vasco (el socialista Ramón Rubial) y al Che Guevara (en el 40º aniversario de la Revolución cubana). La pieza que representa a Follet es de cuerpo entero y mide 1,80 metros. "Es una obra de arte, en el sentido de que no he querido crear un muñeco. Quería que la talla transmitiera sensaciones, que expresara el pensamiento interior de Ken Follett, que conectara con el espectador", contó Solano.
Escritor y escultor se vieron sólo tres veces. "Follet es un hombre permeable y tiene empatía. Fue importante habernos visto al menos unas pocas veces, porque además de su aspecto físico hay que conocer su parte imaginativa, lo que no se ve. Verle relajado, en una reunión, en su trabajo. En cuanto a mí, trabajar para Vitoria me motiva más. Sé que es algo especial", contó el escultor al diario El Correo, de Viscaya. "Ken Follet ha sabido transmitir en sus libros una filosofía de vida que yo quiero que aparezca", cerró. Para entender de qué habla... ¡habrá que leer las 1179 páginas del libro!