Así se llama un show de títeres porno que miércoles y jueves se presenta en un restaurant de comida afrodisíaca de Palermo. Entre plato y plato, el Chapulín Colorado acosa a la Mujer Maravilla, una señorita pide la reconstrucción de su violación a un policía y un plomero hace gozar a una pareja.
Luces rojas y bajas. Manteles rojos. Intimidad de a dos, de a cuatro. Cena para encender los motores de lo erógeno. Los acordes de Full Monty que asoman la cabeza. Uno, con las ropas del Chapulín Colorado, acosa a la Mujer Maravilla. Al rato, se viven momentos de tensión: dicen que en el mismo lugar existió una violación. Por suerte, la víctima se encuentra con un policía... aunque lejos de hacer la denuncia, exige la reconstrucción del hecho. ¿Pablo Echarri? No, un plomero que lleva su mismo peinado hace terapia (sexual) de pareja, pero con la pareja de otro. Las historias no son el resultado de cámaras ocultas en algún albergue transitorio, sino la puesta en escena del show de títeres porno 69 a la cabeza, que todos los miércoles y jueves a las 22.30 se presenta en el restaurante de comida afrodisíaca "Te mataré Ramírez".
Carolina Tejeda, Cecilia Villamil, Sebastián Terragni, Mayra Carlos y Ariel Bolttor, son los actores que, desde hace dos años, le dan vida a los muñecos calientes. Además, estos titiriteros, rompen con una clásica postal del género porque durante el espectáculo dejan al descubierto sus cuerpos y gestos. "Un poco ese es el juego que proponemos. Una situación porno que estás viendo con muñecos, pero que levantás la vista y tenés un tipo o una mina que lo está diciendo", explican después de acostar a los personajes y mientras el maquillaje se resiste a abandonarlos.
"Lo que hacemos tiene mucho humor. El hecho de que sea porno a través de los títeres, permite que la gente se relaje. Queremos que el público pueda disfrutarlo y también calentarse y desarrollar sus fantasías", aseguran las mismas voces que minutos antes desfilaron por el mini escenario a puro gemido. Gemidos que a veces tienen la impronta de lo auto referencial: "Como nos permitimos improvisar, hay una instancia en la que se crea un espacio que permite meterte con tu propia calentura, algo orgánico, genuino".
Por momentos, el rojo del lugar se apodera de ciertos cachetes que bajan la mirada por unos segundos, aunque no censuran la carcajada. "A veces, nos pasa eso de que en una mesa no se animen a mirar. Ves que nunca rotan la cabeza y recién al final se relajan y observan", cuentan. Y en sintonía con esa especie de compañía del pudor afirman que "muchas veces la gente dice no, no y los títeres le contestan sí, sí".
Además del buen show que ofrecen, la propuesta de 69 a la cabeza tiene la particularidad de que, gracias al clima que genera en el salón, el público puede volver a encontrarse. No sólo porque el 1º de diciembre se presentan en el "Galpón Ve" Vélez Sarsfield 218-, sino porque a la vuelta del restaurante funciona un albergue transitorio.
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