En junio de 2025, Héctor Alterio ofreció una de sus entrevistas más íntimas en el ciclo Reflexiones de café. A los 96 años, el actor abrió su corazón en una charla profunda con Javier Calles-Hourclé, en la que repasó su vida, su obra y las pasiones que lo acompañaron a lo largo de una trayectoria excepcional marcada por el arte, el exilio y la resiliencia.
Alterio recibió al periodista junto a su esposa, Ángela Bacaicoa, en un clima de cercanía y afecto. La conversación fluyó como entre viejos conocidos, uniendo recuerdos compartidos de Buenos Aires y Madrid, ciudades que atravesaron su historia personal y profesional.
El actor recordó el momento en el que una amenaza lo obligó a dejar su país: “Los grandes artistas no se definen por sus adversidades, sino por lo que son capaces de crear a partir de ellas”.
Con serenidad y oficio, Héctor Alterio volvió a escena con Una pequeña historia, un espectáculo que lo tuvo como protagonista y que combina dramaturgia de Ángela Bacaicoa, música de Juan Esteban Cuacci y poesía de autores como Cátulo Castillo y León Felipe.
La obra funcionaba como un viaje emocional de ida y vuelta entre Argentina y España, un arcón de recuerdos que se abre para atravesar al espectador con nostalgia, sensibilidad y palabras que siguen vigentes.

HÉCTOR ALTERIO: LA ÚLTIMA ENTREVISTA DE LA LEYENDA
Con más de 150 películas, 10 series y cerca de 50 obras de teatro, Alterio es sinónimo de disciplina y pasión. “Disfruto actuar como si fuera la primera vez”, dejó entrever, con esa picardía que lo acompaña desde siempre.

Uno de los momentos más emotivos de la entrevista llegó al hablar de sus hijos, Ernesto y Malena Alterio, ambos actores consagrados en España.
Su voz se suavizó al referirse a ellos con orgullo y emoción: destacó la “verdad” que transmiten en cada interpretación y confesó que los disfruta “sin analizar en profundidad”, simplemente como un espectador conmovido.

Héctor Alterio es mucho más que un actor emblemático de clásicos como La Patagonia rebelde, La historia oficial o El hijo de la novia. Es parte fundamental del patrimonio cultural argentino y una figura asociada para siempre a una frase inolvidable: “La puta que vale la pena estar vivo”. A sus 96 años, sigue demostrando que esa convicción no es solo una línea de guion, sino una forma de atravesar la vida, el arte y la memoria colectiva.



