En cualquier cocina argentina, los repasadores son una parte indispensable de la rutina diaria: secan platos, limpian derrames, sostienen ollas calientes y pasan de mano en mano sin que lo pensemos demasiado.
Y ahí aparece el problema: ese uso constante los convierte en una de las telas que más bacterias y suciedad acumulan, aun cuando parecen “limpios” a simple vista.
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Cada tanto, el ciclo normal del lavarropas no alcanza. Las manchas no se van, el olor húmedo persiste y la tela empieza a ponerse amarillenta o rígida. Por eso, volvió a tomar fuerza un truco de siempre: hervir los repasadores en agua caliente, acompañado de ingredientes simples que están en cualquier casa.
Lejos de ser una costumbre antigua, es una técnica que funciona y que muchos están recuperando porque desinfecta, blanquea y prolonga la vida útil de los tejidos sin usar productos agresivos. A continuación, qué hace este método y cómo aplicarlo en casa.
Por qué hervir los repasadores funciona tan bien
Poner los repasadores en una olla con agua caliente genera un efecto directo en la tela: el calor extremo abre las fibras, afloja la suciedad incrustada y permite que los ingredientes de limpieza penetren mejor. Esto elimina grasa, restos de comida, manchas viejas y hasta olores que el lavarropas no logra sacar por completo.

El hervor también ayuda a desprender microorganismos que encuentran en la humedad y los restos de comida un ambiente perfecto para multiplicarse. Por eso se recomienda especialmente cuando los repasadores se usan para secarse las manos o para manipular alimentos crudos, dos situaciones en las que la higiene es clave.
Si bien podés hervirlos solo con agua, el método es mucho más efectivo cuando se combina con ingredientes como jabón blanco, vinagre blanco o bicarbonato de sodio, cada uno con beneficios distintos.
El método con jabón blanco y vinagre: limpieza profunda y desinfección
El combo de jabón blanco y vinagre blanco es uno de los más recomendados. No se usan mezclados (porque anulan sus efectos), sino en dos etapas complementarias:
- Primero, el hervor con jabón blanco. El jabón blanco descompone grasas y residuos orgánicos, libera manchas difíciles y limpia sin dañar la tela. Al hervirlo, actúa en toda la fibra y deja los repasadores visiblemente más claros.
- Después, el enjuague con vinagre en el lavarropas. El vinagre blanco desinfecta, elimina olores persistentes y suaviza la tela gracias a su acidez natural. Se coloca en el compartimento del suavizante para completar el proceso.
El resultado suele notarse de inmediato: los repasadores recuperan firmeza, olor neutro y aspecto casi nuevo sin recurrir a químicos agresivos.
El método con bicarbonato: el clásico de las abuelas
Este procedimiento es ideal cuando los repasadores están muy percudidos o con olor fuerte. El bicarbonato actúa como desengrasante, neutraliza malos olores y corta residuos que se acumulan en la tela.

Para aplicarlo:
- Llenar una olla grande con agua y llevar a hervor.
- Agregar 2 o 3 cucharadas de bicarbonato de sodio.
- Colocar los repasadores y hervirlos entre 15 y 20 minutos.
- Enjuagar con agua fría y dejarlos secar al sol.
Muchos lo repiten una segunda vez si la suciedad es intensa, algo que forma parte de esos trucos “mejorados” que se pasan de generación en generación.
Pasos clave para hervir repasadores en casa
Hervirlos es simple, pero conviene seguir ciertos pasos para evitar daños en la tela o reacciones indeseadas:
- Separar repasadores blancos o claros de los de color.
- No usar vinagre y lavandina juntos: es peligroso.
- Verificar que la tela soporte agua caliente (el algodón sí; tejidos sintéticos pueden encoger).
- Usar una olla grande para que el agua circule alrededor de la tela.
- Secarlos al sol para completar la desinfección natural.
Este proceso se puede repetir una vez por mes para mantenerlos en buen estado y reducir la acumulación de bacterias.



