Marcela Kloosterboer atravesó uno de los momentos más emotivos de su vida familiar al acompañar a su hija mayor, Juana Sieling, en una jornada espiritual cargada de significado.
La niña celebró su bautismo y primera comunión en la Parroquia Santa Teresita, un lugar profundamente simbólico para la actriz y su esposo, Fernando Sieling, ya que fue allí donde se casaron hace exactamente once años. La coincidencia —misma iglesia y misma fecha— convirtió el evento en un rito íntimo y único, que la actriz compartió con emoción en sus redes sociales.
La ceremonia religiosa sorprendió por el peso emocional que tuvo para la familia. Juana decidió este año realizar ambas celebraciones juntas, algo que Marcela explicó con ternura al contar que no la habían bautizado cuando nació y que la propia niña expresó su deseo de vivir este proceso ahora.


“Ayer Juana tomó su primera comunión. Lo quiso hacer y la acompañamos… Y justo fue el mismo día y en la misma iglesia que nos habíamos casado 11 años atrás. Ayer volvimos con nuestros dos hijos y un largo camino recorrido, sin dudas nos transformamos”, escribió la actriz, visiblemente conmovida. El posteo rápidamente reunió miles de “me gusta” y mensajes de cariño de colegas como Paula Chaves, Eugenia Tobal, Eleonora Wexler y Agustina Cherri, quienes celebraron tanto el momento espiritual como la delicadeza del relato de Marcela.
La misa se desarrolló en un clima cálido, con luz natural filtrándose desde el techo de madera de la iglesia y una decoración sencilla que acompañó la atmósfera solemne del rito. La protagonista del día, Juana, lució un vestido blanco de comunión de línea net, con detalles delicados en cuello y mangas, falda larga y zapatillas blancas. Una corona de flores naturales completó el look angelical de la niña. Una de las fotos que más ternura generó fue la que la mostraba junto a su perro, un integrante inseparable de la familia, que incluso formó parte del diseño de las estampitas personalizadas, un detalle que emocionó especialmente a los seguidores.

UN MOMENTO FAMILIAR CARGADO DE SIMBOLISMO Y UNA ESTÉTICA QUE REFLEJA LA IDENTIDAD DE MARCELA
Tras la ceremonia, la celebración continuó en la casa de la actriz, donde se repitió el estilo cálido y artesanal que caracteriza los eventos familiares de Marcela Kloosterboer. La mesa dulce fue uno de los elementos más comentados: una chocotorta decorada con flores naturales, macarons y detalles en tonos suaves, que la actriz mostró sonriente en su jardín. Todo el ambiente respondió a una misma estética: tonos claros, flores neutras, texturas simples y detalles hechos a mano, logrando un clima íntimo y delicado.




Las estampitas diseñadas especialmente para Juana, con una ilustración de la niña vestida de blanco junto a su perro, también se llevaron la atención del público. Ese gesto, que refleja la sensibilidad y el vínculo familiar, se repitió en un cuaderno de recuerdos donde los invitados dejaron mensajes, reforzando aún más el carácter emotivo del evento.
Para acompañar a su hija, Marcela eligió un look minimalista y sobrio, fiel a su estilo personal: musculosa blanca, falda plisada nude y zapatillas al tono, con el pelo recogido y maquillaje natural. Fernando, por su parte, optó por un conjunto cómodo y elegante, con camisa off white de lino y pantalón verde militar. Ambos posaron juntos dentro de la iglesia, mostrando la emoción de volver al lugar donde hace más de una década comenzaron su historia familiar.



