Donde hubo amor, tatuajes quedan. Y si no, pregúntenle a los ex tórtolos, Tamara Gala y Federico Bal, que decidieron dejar las huellas de la pasión en sus cuerpos y, tras la ruptura, también decidieron borrarla, o disimularla.
Primero fue él quien mostró cómo había reconvertido un tatuaje de un viejo amor por otro (convirtió la cara de su ex novia ¡en una calavera!). Y ahora, fue ella quien hizo algo parecido, pero con él. Es que Tamara se había tatuado el nombre de Federico en un brazo, y ahora no le quedó otra que revertirlo.
Por eso, la metamorfosis de Federico terminó en una hermosa flor de loto que reemplaza las letras de su nombre, y que no está nada mal.
¡Menos mal que no siguió los pasos de él y lo convirtió en muerto!