Este explosivo romance crece en las sombras de la noche. O bien, bajo el neón de un famoso reducto porteño. Allí fue él, reconocido deportista, quien supo saborear las mieles del éxito, más allá de su cabizbajo presente, sin saber que se encontraría con ella: una belleza mediática, con tonalidad serrana, inesperada invitada en su mesa vip.
Algunas miradas intrusas confundieron, en esa larga y concurrida velada, a los verdaderos protagonistas de este culebrón. Y a la damisela en cuestión se la vinculó con un reconocido técnico nacional. Pero no. El blanco de sus curvas era el ¿ex? crack que, en una situación afectiva algo confusa, se vio goleado por semejante joven.
Una morocha que, a pesar de su gesto infartante, todavía parece una niña…