La ficción reúne los ingredientes adecuados para apuntar a ser un éxito en Netflix: una historia policial ambientada en las calles de Nueva York en una atmósfera oscura que contrasta con los rincones más sofisticados de la ciudad, un reparto de lujo y directores de renombre.
La referencia es a la nueva apuesta del gigante del streaming que se llama Black Rabbit, una serie protagonizada por Jude Law y Jason Bateman, cuyos episodios están dirigidos por Justin Kurzel, Laura Linney y el propio Bateman.
De qué trata Black Rabbit en Netflix
La trama gira alrededor de Jake Friedken (Law), dueño del sofisticado restaurante Black Rabbit, un espacio codiciado por críticos y habitués de la alta sociedad, una suerte de pasaporte hacia el reconocimiento y la expansión.
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Pero ese mundo construido con sumo cuidado comienza a tambalear cuando Vince (Bateman), su hermano mayor, regresa a la ciudad tras años de ausencia cargando deudas impagables, vínculos con mafiosos locales y un carácter encantador pero destructivo.
Lo que en apariencia puede ser un reencuentro familiar no demora en convertirse en una batalla silenciosa donde las lealtades, los negocios y los sentimientos se ponen en juego.
Quiénes actúan en la serie
La serie de 8 episodios, que debutó durante el Festival Internacional de Cine de Toronto, reúne a varios de los talentos de Ozark (tanto delante como detrás de las cámaras).
Más allá de la pareja protagónica conformada por Law y Bateman, el reparto está compuesto con figuras que potencian la trama:
Algunos nombres son Amaka Okafor, quien interpreta a Roxie, la chef del restaurante, talentosa y con aspiraciones propias; Cleopatra Coleman en el papel de Estelle, una diseñadora de interiores que entra en la vida de Jake para sumar tanto deseo; y Ṣọpẹ́ Dìrísù como Wes, músico y emprendedor que representa la otra cara de la ciudad.
Además, Troy Kotsur encarna a Joe Mancuso, un mafioso con el que Vince está endeudado; y Odessa Young es Gen, la hija de Vince, la chica que introduce un costado más humano dentro del torbellino de traiciones.
Qué dicen las críticas sobre Black Rabbit
Más allá de que los especialistas marcaron algunas lagunas y ciertos baches en la historia, destacaron como atractivo de la serie cómo alterna entre lo frenético de la vida nocturna —clubes, barras, fiestas, cocinas agitadas y negociaciones turbias— y los flashbacks que revelan de a poco las cicatrices de la infancia compartida.
Justamente allí radica una tensión entre presente y pasado que aporta dinamismo narrativo e incluso densidad emocional a personajes que están lejos de ser héroes.
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Las diversas locaciones de Nueva York, por su parte, permiten a los espectadores sumergirse en su vibrante vida nocturna: tanto restaurantes elegantes hasta submundos oscuros. Queda a la vista de forma muy marcada el contraste entre lo opulento y lo siniestro.
Con Black Rabbit, advierten, el público puede anticipar una experiencia cargada de suspenso, un tratamiento psicológico entrelazado con elementos melodramáticos, y una crónica sobre el precio que se paga cuando se desempolva un pasado sin etapas cerradas.