Para nadie es un secreto los amargos momentos que vivieron los príncipes Harry y Guillermo de Inglaterra antes y después de la muerte de su madre la Princesa Diana. Enrique de Gales, el menor de los hijos de Lady Di y el Príncipe Carlos, ha confesado lo que significaron esos duros momentos en su vida.
Entre las cosas que ha dicho reveló que por varios años se negó a mirar el álbum de fotos familiares que la princesa había realizado con mucho cariño. Fue cuando tenía 20 años que se animó a verlos, varios años después del fallecimiento de su madre, de la que ha dicho que lo estrujaba de tal manera que no había forma de escapar de ella y de sus abrazos.
“Ahí te quedabas el tiempo que ella quisiera”, rememora en el documental Diana, Our Mother.
Tanto él como su hermano recuerdan que su madre se comportaba como una niña, pero en el buen sentido de la palabra. “Se reía con unas locas carcajadas de pura felicidad”, recordó, al tiempo que reconoció los grandes esfuerzos que hizo Diana porque sus dos hijos vivieran una vida lo más normal posible, a pesar de que constantemente estaba rodeada de paparazzis.
Enrique de Gales cuenta que gracias a esos esfuerzos lograron ir a comer hamburguesas, así como disfrutar una película en el cine y hasta aventurarse a recorrer carreteras rurales en un BMW descapotable. Esa era la vida que le procuraba su madre a fin de que crecieran como cualquier otro niño de su edad a pesar de ser de la realeza.
Sin embargo, el menor de los hijos de la pareja se arrepiente de no haber aprovechado más aquella última conversación que tuvo con su madre por teléfono antes de su muerte. Diana los llamaba desde París. “De saber que era la última vez (…) cuán diferente habría sido”.