El actor británico Daniel Radcliffe apenas tiene 28 años, pero ya posee gran experiencia en películas de cine, televisión e incluso en controversiales obras de teatro.
Sigue interpretando papeles alejados del mundo potteriano; por ejemplo, se le vio como Igor en la última versión del clásico de Mary Shelley, Frankenstein. Una actuación digna y formidable.
Posee un don para transformar su mente y cuerpo con cada personaje, pero él mismo no considera haber sido el más apto para el rol que le dio la fama internacional, de forma tan exquisita, que sólo unos pocos han podido igualarlo.
“No creo que me hayan dado el papel de Harry por mis dotes artísticos. Sé que no era el actor infantil más talentoso. Posiblemente haya sido una cuestión más de actitud”, opinó el joven para The Huffington Post.
Añadió que al comparar lo que fue su trabajo, con el de artistas infantiles como los de Stranger Things, no puede ocultar su asombro. “Cuando miro lo que han hecho esos niños pienso: 'Dios santo, no es posible'. Y hasta me siento como un gran fanático, porque ellos son sorprendentes”, dijo el británico.
Al recordar el pasado con nostalgia, manifestó que le encantaba estar en los sets, y entender aspectos puntuales de la producción de cine. Eso lo tomó como ventaja y una oportunidad para madurar.
“Adoraba estar en el set. Aprendí a ser útil, a formar parte de un equipo. Eso lo hizo especial. Esa sensación no la cambiaría por nada. Creo que me impulsó a seguir ante las cámaras y todo ese mundo”, confesó Radcliffe.
Daniel obtuvo notoriedad como el tímido, pero valeroso, Potter con sólo 11 años. Con el tiempo, creció física y mentalmente frente a nuestros ojos. Así se convirtió en uno de los artistas más famosos de su generación, y demostró un amor genuino por el séptimo arte y todo lo relacionado, hasta hoy.