En el verano, además de proteger la piel, también hay que cuidar el cabello porque el sol, el cloro, la sal del mar y el viento pueden dañarlo. Estos cuidados evitarán que esté seco, sin brillo y con las puntas abiertas al finalizar la temporada.
Para tener un cabello sano y preparado para el verano es necesario cortar las puntas cada dos meses. No importa si está largo o corto, igual se deben quitar unos 5 centímetros para sanear los extremos, combatir la sequedad y promover la fortaleza capilar.
Antes y después de las vacaciones se deben hacer tratamientos fortificantes y prohidratación, quizás un dúo de tratamientos détox – fortalecedor. Y durante los días que se esté en la playa es fundamental la hidratación así como evitar el peinado con raya para evitar quemaduras en el cuero cabelludo.
El exceso de sol castiga el cabello así que recogerlo es un truco infalible para protegerlo, además de ser más cómodo. Se puede optar por moños, coletas y trenzas. Este último es el mejor para los baños porque se evitan enredos.
El uso del protector solar capilar es imprescindible. Existen diferentes protectores solares, de casi todas las marcas, tanto en spray como en crema y aceite, que además de proteger el cabello contra los rayos UVA, lo hidratan, facilitan el desenredado, nutren y aportan brillo.
También es importante mantener la cabeza y orejas cubiertas la mayor parte del tiempo con pañuelos, sombreros, cintas y diademas. Al finalizar el día es una buena opción tomar una ducha de agua fría porque trae beneficios para el cabello y el cuero cabelludo, mejorando la circulación sanguínea, ayudando a eliminar los residuos del día y aportando un extra de brillo.
Para el peinado de la noche se deben evitar el secador, las planchas y las tenacillas. En caso de hacerlo debe ser a temperatura media, aunque es mejor elegir un estilo wet o más descuidado.