Los pies son el soporte del cuerpo y se resienten con todas las actividades realizadas, desde las caminatas diarias hasta las rutinas de ejercicios. Por ello, es importante que se dedique tiempo a su cuidado y mantenimiento.
Una actividad fácil de realizar es un baño caliente de pies, con sal gruesa durante media hora, una vez por semana. Esto ayudará a mantenerlos más relajados y descansados considerando las horas que se pasa de pie o sentado durante el día.
Asimismo, cada quince días, se puede combinar un baño de agua caliente durante unos minutos e inmediatamente uno de agua fría para mejorar la circulación. Si se añaden al agua unas gotas de limón ayudará a evitar el mal olor.
Hay cremas especiales para exfoliar los pies pero también puede usarse una crema regular y añadirle dos cucharadas de azúcar. Y con la mezcla de zumo de limón y vaselina se eliminan la resequedad y las grietas.
En cuanto a los zapatos que se utilizan es importante tomar en cuenta que deben tener plantillas acolchonadas, evitar llevar calzado demasiado apretado todos los días y alternar el uso de tacones altos. Para fortalecer los pies hay actividades muy sencillas como andar descalzo y de puntillas, hacer rotaciones de tobillos y rodar una pelota debajo de la planta.
La salud y cuidado de los pies requiere atención constante como cualquier otra parte del cuerpo. La reflexología también puede aplicarse si se presionan puntos estratégicos en las plantas de los pies que están conectados con el sistema nervioso.