El príncipe Guillermo y Kate Middleton se han convertido, sin querer, en los protagonistas de un desagradable suceso que ha tenido lugar en el palacio de Buckingham, un robo perpetrado por uno de los trabajadores de la casa.
Una acusación de la que este exempleado se ha declarado culpable ante los tribunales y por la que podría entrar en la cárcel, tal y como le advertía el juez hace unos días. De momento, en espera de una sentencia firme.
Adamo Canto, como así se llama el empleado con la mano larga, se encuentra en libertad con cargos, tras haberse pagado la correspondiente fianza. Entre las decenas de objetos que había logrado llevarse, hay uno que llama especialmente la atención: una fotografía del príncipe Guillermo, Kate Middleton y el príncipe Harry, que además estaba firmada y dedicada a la reina Isabel.
Los robos empezaron en noviembre del año pasado y han tenido lugar hasta el pasado agosto, cuando se descubrió el autor de las sospechosas desapariciones que se daban en Buckingham.
Parece que no le hacía ascos a nada y eran varias sus zonas de 'trabajo': desde artículos de la tienda de recuerdos -de la que llegó a sustraer hasta 77 objetos- hasta pertenencias más personales que se encontraban en las taquillas de los trabajadores de palacio, como una medalla del maestro de la casa, el vicealmirante Tony Johnstone-Burt, o el mayor Richard Strikes, ambas condecoraciones entregadas en su momento por la propia reina Isabel II.
Pero también ropa de cama y otros objetos de decoración distribuidos por las diferentes estancias de la residencia real, además de un álbum de fotos del banquete de Estado que se celebró con motivo de la visita de Donald Trump a Reino Unido, y que estaba valorado en 1.500 libras.
Fue precisamente la desaparición de una de las medallas mencionadas la que dio la voz de alarma. Su propietario la necesitaba para la celebración oficial del cumpleaños de la reina, el Trooping de Colour, y fue cuando se dio cuenta de que no estaba en el lugar de siempre.
Avisó de su desaparición y no se tardó en descubrir que había muchos más objetos puestos a la venta en eBay. Las pesquisas condujeron entonces hasta Adamo Acanto, que residía en una de las habitaciones de Royal Mews, la zona de Buckingham destinada a empleados y caballerizas.
Allí era donde el extrabajador de Buckingham tenía escondidos todos los artículos que había sustraído y no había conseguido vender, por lo que no tuvo mucha escapatoria ni había posibilidad de negar que hubiera sido él el responsable.
Aunque empezó trabajando como empleado del catering, durante la época de coronavirus fue traspasado al servicio de limpieza. Un paraíso para un ladrón, que tenía a su disposición miles de objetos de valor en un palacio desierto y con su actividad paralizada.
Hasta que le pillaron, la jugada no le había salido mal, ya que había conseguido ganar más de 7.000 libras gracias a la venta de muchos de los artículos robados en eBay. Y eso que muchos de ellos habían sido vendidos por debajo de su valor real
Fuente: vanitatis.elconfidencial.com