Una de las capacidades que Gimena Accardi aprendió a cultivar en su vida es la de la resiliencia, esa fuerza que la impulsó en más de oportunidad a transitar las pruebas más duras. "Sin rencores ni resentimientos", como señaló la actriz de Separadas (eltrece) a la revista Gente.
Y entre los episodios más difíciles que le tocó atravesar, Gimena puso en primer lugar a la pérdida de su mamá, que murió a los 46 años, cuando ella tenía 18.
"De repente, la atacó un cáncer de pulmón fulminante: al tiempo que lo detectaron, los médicos le dieron tres meses", contó Accardi, que aseguró que esa fue "la primera piña" que le dio la vida.
"Fue como si la vida me estuviese desafiando: 'Dale, a ver cómo seguís, cómo lo tomás, qué aprendés'. Y entonces sentí que me convertía en mujer", dijo la esposa de Nicolás Vázquez sobre ese momento.
"De repente la atacó un cáncer de pulmón fulminante: al tiempo que lo detectaron, los médicos le dieron tres meses".
Perder a su mamá le permitió "redescubrirse como persona": "Lejos de caer en la oscuridad, aprendí que la vida también es así y por eso no dejaba de ser maravillosa".
"Crecí de golpe. Debí sostener a papá, a mi abuela, y me hice cargo de situaciones que tal vez por mi edad no me correspondían".
A partir de la muerte de su madre, Accardi aseguró que descubrió nuevos horizontes: "Se despertó en mí el interés por el mundo de la espiritualidad. Me volví más creyente, más positiiva... Empecé a leer los libros de su biblioteca, desde los psicológicos hasta los metafísicos".
Según ella, esta otra mirada que nació a raíz de esa dolorosa situación la modificó por completo: "Me permitió mirar diferente a la muerte y, finalmente, entenderla".