Ni las monjas del colegio 100% de chicas al que fue en su adolescencia pudieron detener el fuego de la rebeldía teen de Marcela Baños (39). Afuera con los mandatos del casamiento y la virginidad como máximo valor, la conductora de Pasión y panelista de Infama (América) supo erigir su propia personalidad desprejuiciada y empodera de su sexo. Es sabido: bajo la mansa superficie también se crían volcanes.
En pareja desde hace 8 años, la rubia de la gran sonrisa se atrevió al Cuestionario Sexy de Ciudad.com y sus confesiones (no sacramentales, claro) hacen que amemos todos sus pecados: cómo adoba la rutina de la convivencia con streaptease, lencerías y coqueteos sado, un viaje en micro para recordar, la chica que para conquistarla dejó su marca felina estampada en su espalda y por qué es rotunda con que "grande es mejor".
1) ¿Cómo eras en cuestiones del amor cuando eras chica?
-Muy enamoradiza, súper romántica, tenía eso de que me gustaba un chico y me latía el corazón a mil. Tenía diario íntimo, unas agendas que en ese momento estaban de moda y de hecho las conservo como recuerdo, y todavía tengo una caja llena de papeles de carta. Eli primer beso fue a los 14 años, no lo voy a nombrar pero sé que está casado y tengo relación a la distancia por Facebook con su hermana. ¡Pasó hace millones de años y al mismo tiempo no tanto, pero ha cambiado todo! Lo conocí en un asalto que hizo una amiga en su sótano al que iban siempre chicos de otros colegios. Yo iba a un colegio de monjas y, como tampoco tengo hermanos, fue mi primer contacto con alguien del sexo opuesto. Pasaron varios asaltos hasta que me gustó un chico mucho, mucho y él me dio mi primer beso, que en realidad fue un piquito.
“Me acuerdo que en mi época se usaban los hot pants y yo iba a la matinée con un tapado largo para que mis viejos no me vieran así porque me mandaban a cambiar. Era rebelde, hacía las mías cuando podía, pero siempre dentro de los límites”.
2) ¿Cómo fue tu primera relación sexual?
-En el colegio nos educaban con que el sexo se tenía que dar después de casada, que el matrimonio era lo mejor que te podía pasar y que tenía que ser para toda la vida. Mis viejos no eran tan pacatos, pero no se hablaba de sexo, se fueron aggiornando porque no les quedó otra. Me acuerdo que en mi época se usaban los hot pants y yo iba a la matinée con un tapado largo para que mis viejos no me vieran así porque me mandaban a cambiar. Era rebelde, hacía las mías cuando podía, pero siempre dentro de los límites. En esa época no era como ahora, con redes sociales y las chicas teniendo su debut sexual a los 14 años ¡Son re zarpadas! En cambio, mi primera vez fue cuando yo tendría 19 años, ya estaba grande. Fue con un amigo, en su casa. No era mi novio, pero se dio y le dimos para adelante. Estuvo bien, no fue romántico, lo sentí súper novedoso. Se lo conté a mi hermana y a unas amigas, pero como una cosa medio rara. El sexo uno comienza a disfrutarlo con la experiencia y el paso del tiempo. No sé si me encontré con la mujer que había en mí, porque la verdad a los 20 era una pendeja que estaba de joda.
3) ¿Qué actitudes te encienden y cuáles te deserotizan?
-Me gusta que el hombre disponga un poco, en ese sentido soy algo machista. Hace 8 años que estoy en pareja, nos conocemos mucho y eso te da mucha confianza y te deja jugar con un montón de cosas, sabiendo que del otro lado va a estar todo bien. Podés abrirte desde un lugar en el que te tirás a la pileta y estás segura que del otro lado te van a agarrar. No hay nada de él que me la baje, le pongo onda a todo lo que me plantea y jugamos. ¿Qué no haría? Incorporar a un tercero, me gusta de a dos.
“Hacerlo en un lugar prohibido me divierte. Recuerdo una en un colectivo de larga distancia con un ex, fue espontáneo, empezó como un juego en los asientos del fondo y luego los ratones se nos fueron para cualquier lado. También me divierte el juego de roles, por ejemplo, imaginar que nos encontramos con mi pareja y que no nos conocemos”.
4) ¿Cuál fue el lugar más extraño donde hiciste el amor? ¿Qué fantasías pudiste cumplir?
-Hacerlo en un lugar prohibido me divierte. Tengo varias buenas. Recuerdo una en un colectivo de larga distancia con un ex, fue espontáneo, empezó como un juego en los asientos del fondo y luego los ratones se nos fueron para cualquier lado. Estaba todo en silencio (risas). En las fantasías, lo lindo es que se queden siempre en ese terreno. Llevarlas a cabo depende de la situación. A mi divierte los juegos de roles, por ejemplo, imaginar que nos encontramos con mi pareja y que no nos conocemos, no tutearnos en determinada situación. Los disfraces en su momento estuvieron buenos, ahora ya no. Tengo una personalidad que se anima bastante a todo y acepto lo que me propongan íntimamente dentro del juego, si me siento cómoda. Me gusta que me sorprendan, las cosas nuevas y yo también puedo aportar cosas como comprar un aceite para masajes. Según como venga el día, hay veces que me gusta el sexo más salvaje y otras algo más romántica o más tradicional.
5) ¿Qué opinas de la masturbación?
-Me parece fantástico tanto para el hombre como para la mujer, pero pasa que mientras el hombre dice “me hago una paja” sin problemas, a la mujer que lo habla la miran con cara de “qué ordinaria”. Es un tema que lo podés hablar en confianza con una amiga, pero no es un tipo de charla en mi grupo de amigas.
“Alguna vez lo he esposado a él a lo Sharon Stone en Bajos Instintos, que era la peli de mi época. En un momento capaz no le pongo esposas, pero lo ato con una bufanda, le tapo los ojos, o me pongo un body todo de red y le hago un baile erótico”.
6) ¿Te interesa la pornografía o la literatura erótica?
-No soy del porno, pero vi 50 Sombras de Grey y me pareció una película muy sensual, me encantó. Nunca practiqué el sadomasoquismo así, pero no sé si diría que no con mi pareja, porque tiene que ver con la comodidad que te inspira la confianza. Alguna vez lo he esposado a él a lo Sharon Stone en Bajos Instintos, que era la peli de mi época. En un momento capaz no le pongo esposas, pero lo ato con una bufanda, le tapo los ojos, o me pongo un body todo de red y le hago un baile erótico. La ropa se la saco, no tengo problemas. Siempre igual llega un momento en que decís “la ropa, fuera”.
7) ¿Qué famosos te ponían hot en la adolescencia y quiénes ahora te parecen interesantes?
-El primero que me volvió loca era Pablo Rago. Años más tarde, Pablo Echarri, que era y es un re potro mal. Me gusta el pibe tiene mucho barrio, como medio chongo. El muy suave no me copa tanto. Cuando trabajaba en Canal 9 tuve la oportunidad de conocer a Echarri y lo seguía por los pasillos, muy copado (risas). Pero recontra fue, una vez casado, ya está. Y de los galanes argentinos de ahora, ninguno me genera lo que sentía antes. Son como para minas de 20 años, no hay para más maduritas. Mariano Martínez me parece hermoso pero es re chiquito. A Luciano Castro y a Sebastián Estevanez uno los ve como ya muy padres, casados y con hijos. Me quedo con Colin Farrell que tiene una cosa re bestia.
“Una vez estaba con unos amigos en un boliche gay y una chica me pasó las uñas como tratando de rasguñarme la espalda. Me miró y me hizo señas del tipo ‘vamos para allá’. Fue fácil, cero prejuicios, pero le dije que no, que era ‘paki’ (risas). No tengo mambos, no me molesta, pero hasta ahora nunca estuve con una chica, ni tengo las ganas de hacerlo. Igual nunca digas nunca”.
8) ¿Experiencia con chicas?
-Una vez estaba con unos amigos en un boliche gay y una chica me pasó las uñas como tratando de rasguñarme la espalda. Me miró y me hizo señas del tipo “vamos para allá”. Fue fácil, cero prejuicios, pero le dije que no, que era “paki” (risas). No tengo mambos, no me molesta, pero hasta ahora no lo hice, ni tengo las ganas de hacerlo. Igual nunca digas nunca. En la hipótesis de que tuviera que vivir la experiencia, si mi pareja me propusiera incorporar a otra persona, sin duda elegiría una mujer y no a un hombre porque me imagino que sería un poco más suave y diferente.
“Un hombre bien dotado me encanta. No me puedo quejar, he tenido suerte de conocer… grandes. Por eso, la vez que salí con un hombre que me convencía un montón, pero que en una situación íntima mostró sus medidas diminutas, fue un fracaso total. Me di media vuelta y me quería ir a mi casa”.
9) ¿Son importantes las medidas del pene?
-Me parece que está bueno, es importante, sobre todo el grosor, por una cuestión de placer. Cuando uno conoce a un lindo pibe no sabe cuáles son sus medidas y sólo después descubrís si hay piel. Un hombre bien dotado me encanta. No me puedo quejar, he tenido suerte de conocer… grandes. Por eso, la vez que salí con un hombre que me convencía un montón, pero que en una situación íntima mostró sus medidas diminutas, fue un fracaso total. Me di media vuelta y me quería ir a mi casa (risas). No voy a mentir, no se pudo remar, uno sin darse cuenta genera cosas en el cuerpo y él otro lo siente. Es inevitable comparar, te salta.
10) ¿Qué es lo que más te han elogiado en la intimidad?
-Mis lolas y que soy fogosa, le pongo onda y que no le pongo “ganitas”, sino muchas ganas. No soy rutinaria con mi pareja. El sexo me gusta mucho. Lo ideal es hacerlo cuando se da, dos o tres veces por semana es un buen promedio, a veces cuatro. Por eso siempre busco condimentar la relación de convivencia. En el sexo soy un volcán que erupciona con todo.