Había dos alternativas: o tirar las miles de toneladas de basura que se producen al año o hacer algo con todos esos elementos informáticos. La primera alternativa es, a simple vista, la más fácil y la segunda, amplica un compromiso que no cualquiera se atrevería a tomar.
La empresa de reciclaje Super Dragon Technology Industry se decidió, claro, por la segunda opción. De esta forma, fabrica las esculturas con las placas de los 18.000 ordenadores desechados que se reciben cada mes, trabajo que realiza desde hace 10 años.
Super Dragon, desmonta los componentes que están en el interior de las computadoras y los desmenuza en finos fragmentos de fibra de vidrio que son moldeados por un escultor hasta convertirlos en obras de arte. Cuando se pintan, las esculturas parecen de madera, piedra y porcelana.
Las esculturas representan símbolos de la antigua China como, por ejemplo, una tortuga de mar, un niño montado en un buey y unas grullas descansando encima de unos pinos. Algunas de ellas alcanzaron un valor de 10 mil dólares en el mercado.
Por año se fabrican entre 500 y 600 piezas y se hacen a pedido.
Ahora la empresa Super Dragon espera aumentar las ventas de estas esculturas, ya que planea abrir un negocio de arte el año que viene.
Taiwán, que como sabemos todos es un país es muy dependiente de la tecnología, produjo más de 80.000 toneladas de ciberbasura en 2008, de las cuales alrededor de 60.000 toneladas podrían reciclarse.
El caso de Super Dragon constituye, sin lugar a dudas, un negocio redondo y una forma de ayudar al medio ambiente.