El joven donante tenía 22 años y desde muy chico padecía esquizofrenia, cuadro que en el último tiempo se agudizó.
La semana pasada, el chico decidió quitarse la vida y su familia sin dudarlo donó sus órganos. El donante, que no solo le salvó la vida a Sandro, ya que otros de sus órganos fueron transplantados es hijo de un cardiólogo y de una profesora de francés que cuenta: "Lo que hizo mi hijo fue tomar una decisión y decir "basta" a su dolor, que no se iba. Ahora va a poder vivir en otros" y agregó que nunca dudó respecto a la donación: "Encontré alivio en medio del dolor".