Supongamos que un hombre tiene alguno de esos problemas que pueden tener los hombres en la cama: impotencia, eyaculación precoz, dificultades para alcanzar el orgasmo o para mantener la erección. Lo que más les guste. Supongamos que hace rato que las cosas no mejoran en la pareja. Porque, convengamos, el hombre tiene una mujer y quiere seguir con ella. Y entre otras cosas, poder tener una relación sexual completa y satisfactoria con ella, osea, su mujer.
Pero supongamos por otro lado que tenemos una terapeuta capaz de hacer maravillas. Eso sí, para solucionar el problema tiene que poner las manos en la masa, o en la maza. Osea, ella se acostará con el señor con el único propósito de ayudarlo a resolver su cuestión. Se supone que es una mujer que sabe lo que hace, no una prostituta devenida en terapeuta (creo).
Esta profesión existe y una de las profesionales que la practican dio hace poco una entrevista al diario The Sun. Allí explicó que tuvo hasta ahora unos 1500 clientes, que cobra aproximadamente 100 dólares la hora y tiene unas cinco sesiones por día (por favor no saquen cuentas). Se llama Mare Simone. "Los hombres pagan por asesoramiento y para curar su problema, no por sexo". Así dijo. "Ayudo a cambiar la vida sexual de cientos de hombres, así que también ayudo a mejorar la vida sexual de sus esposas y novias". Dijo. Y yo me quedé pensando si acaso muchas amantes de hombres casados no podrían decir alguna cosa semejante...
Pero no nos vayamos por las ramas, hablábamos de Mare Simone. Presten atención a esto: a veces la mujer, novia, esposa o encargada, está presente en la sesión, junto con Mare y el marido. Porque la cosa es que la pareja aprenda qué es lo que tienen que hacer juntos para que el sexo mejore.
Okey, parece que estas raras terapias sexuales nuevas hacen maravillas. La pregunta es: muchacha, mujer ¿pondrías en manos de una sanadora sexual a tu amado?.