Sin insinuar que la falta de promiscuidad es algo innato de los argentinos, el programa de Martín Ciccioli mostró como dos turistas españoles (presentados como el español gordo y el español flaco) reventaban la noche porteña a puro sexo y drogas.
La entrevista comenzó en el departamento de los dos, donde ninguno pidió que apagaran la cámara para aspirar unas líneas de cocaína o fumar unos porros. Terminada "la previa", la producción se encargó de llevarlos a un boliche donde las mujeres se mueven al ritmo del dinero.
Por supuesto que los españoles, el gordo y el flaco, comenzaron a pedir desesperados por un poco de piel. Condimentando todo con alcohol, miles de mujeres ávidas de euros les bailaron de manera sensual. El español gordo les pedía besos a todas, y algunas le tiraban un pico como los que Bolocco les daba a Menem.
Final de la velada, los españoles terminaron en el mismo punto de partida (el departamento de ellos) con una morocha dispuesta a todo cuando el equipo de producción de "Calles Salvajes" apague las cámaras.
Sin dudas, el informe de la Buenos Aires Salvajes que puso anoche América en pantalla existe y está a la vuelta de la esquina. Si nos centramos a ese microuniverso mostrado veremos como la ciudad queda a la altura de Sodoma y Gomorra juntas. Pero lo real también es que el derecho de admisión y permanencia existe, y si no hay euros en la billetera queda fuera del alcance de los que envidian o deploran este nivel de vida.