Amigos del alma, lectores divinos, aquí va una meditación de las que más se utilizan en distintas tradiciones espirituales, quizás la más simple y clara, para detener el flujo del pensamiento acelerado, focalizar en la luz que es nuestra esencia, calmar la perturbación emocional y elevar el sistema inmunológico.
Lo deben hacer con deleite y calma, sin tensión, cuántas veces por día puedan encontrar ese instante dejando de juzgar afuera y percibiendo su belleza interna. Es muy sanador y en otras entregas, vamos a ir añadiendo más y más elementos de meditación que conducen a la base ilimitada de la mente, también llamada nuestro verdadero hogar.
Meditación para la luz:
Sentate con la columna erguida, los ojos cerrados, y comenzá a respirar lenta y profundamente por la nariz, enviando el aire a la parte baja de los pulmones. Sentí en tu abdomen el movimiento del aire.
Pensá en cada parte de tu cuerpo, una a una, y andá relajándolas conscientemente comenzando por los pies, hasta llegar a la cabeza..
Luego, concentrate en el punto que se encuentra entre tus ojos, el entrecejo, y allí visualizá una luz.
Si no lográs visualizar la luz facilmente, podés ayudarte con una vela.
Mirá fijamente la luz de la vela encendida, y luego al cerrar los ojos, la imágen de la luz quedará allí.
Comenzá por llevar esta luz hacia el centro de tu cabeza, iluminá tu mente para que tus pensamientos sean siempre puros y bellos.
Llevá la luz hacia tus oídos para siempre escuchar lo bueno, luego llevala a tus ojos y pensá en ver siempre sólo lo bueno en las personas, en las situaciones, en la vida.
Llevá ahora esta luz a tu boca, para que todas las palabras que de ella salgan sean siempre sagradas y puras, pensá en que nunca una palabra tuya dañará o hará sentir mal a otro.
Luego llevá la luz a tu nariz, respirá profundo, sentí que inhalas luz, tus pulmones se llenan de luz, y que de ahora en más cada vez que respires, vas a purificar y sanar tu cuerpo.
Llená toda tu cabeza de luz, cada parte, por dentro y por fuera, y luego comenzá a bajar hacia el cuello, llená el cuello y hombros de luz, sentí como se relajan aún más.
Continuá bajando esta luz por los brazos y manos. Visualizalos llenos de luz y pide que todo lo que hagan tus manos sea para servir a los demás, que nunca dañen, sino que ayuden.
Llevá la luz ahora hacia las piernas y pies, y visualizalos llenos de luz, y pedí que siempre te lleven donde te necesiten, donde puedas servir.
Traé ahora la luz a tu abdómen, y visualizá cada órgano que allí se encuentra, lleno de luz. Una luz sanadora y purificadora.
Por último, llevá la luz al centro del pecho y llená de luz tu corazón, que al verse pleno de luz, se llena de más y más amor.
Y comenzá a expandir este amor desde el corazón, a tus seres queridos, visualizalos llenos de luz, y envíales todo el amor.
Luego llená de luz toda tu casa y luego a toda la ciudad.
Visualiza todo el país lleno de luz, y luego todo el mundo como una gran bola de luz.
Por último visualizá todo el Universo lleno de luz, sentite parte de él, ya no hay diferencia entre vos y el Universo entero.
Todo es luz, todo es Amor, Todo es Uno.
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