"Sentía que era mi trabajo ponerme un vestido bonito para que todo el mundo me viera, pero que nadie me escuchara", asegura. Nada hacía sospechar que tras la idílica imagen que transmitían -de ahí la conmoción que causó su ruptura- se escondiera un sentimiento de inferioridad y de sumisión por parte de la actriz.
Según la información de la revista OK Magazine , algo similar podría estar pasando con la actual esposa de Cruise, Katie Holmes, que desde que entró a formar parte de la vida del actor, sus declaraciones públicas han sido cada vez menos. ¿Será que la cienciología les ha absorbido el cerebro?