El espíritu de la Navidad llegó antes de tiempo para Thiago Medina y Daniela Celis. Los ex Gran Hermano compartieron una imagen junto a sus hijas, Laia y Aimé en una escena familiar cargada de calidez y esperanza, con la esperanza de dejar atrás un año marcado por la adversidad.
Las gemelas, vestidas con trajes a cuadros y el pelo recogido en coletas, se robaron todas las miradas. Rodeadas de osos y conejos de peluche, y con un árbol de Navidad decorado con guirnaldas verdes y luces cálidas, la foto transmite unión y fortaleza. Thiago y Daniela, con looks formales y coordinados, sellaron la imagen de una familia que supo reinventarse.


“Navidad juntos. Gracias Dios por dejar a mi familia unida”, escribieron desde la cuenta de las niñas. El mensaje, que también deseó “salud, amor y prosperidad”, remarcó: “No se olviden que lo más valioso lo tienen al lado suyo”. Una frase que resume el deseo de que esa postal familiar se vuelva eterna.
Detrás de la armonía de la foto, hay una historia de superación. En septiembre, Thiago Medina sufrió un accidente grave que lo dejó al borde de la muerte. El golpe coincidió con el proceso de separación de Daniela Celis, una distancia que podría haber roto cualquier lazo. Sin embargo, ambos eligieron priorizar el bienestar de sus hijas.

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Las gemelas se convirtieron en el motor de la recuperación de su papá y el sostén anímico de su mamá. “En ellas encontré la fuerza que me faltaba”, confesó Thiago a sus allegados. Por su parte, Daniela volcó toda su energía en el cuidado diario, incluso cuando las certezas tambaleaban.
Durante meses, la relación entre Thiago y Daniela cambió por completo. La separación, asumida como necesaria, los llevó a replantear prioridades y establecer nuevas reglas. “Era momento de tomar distancia para recomponer el equilibrio perdido”, reconoció Thiago Medina, aunque nunca negoció su presencia cotidiana con las niñas.


Desde la mirada de Daniela Celis, el peso de la rutina, el trabajo y los proyectos personales tensionaron la relación, pero también abrieron la puerta a una nueva etapa, donde la comprensión reemplazó a la exigencia.
El accidente de Thiago redefinió la dinámica familiar y obligó a la convivencia bajo el mismo techo, con el bienestar de Laia y Aimé como prioridad.

“Aprendimos a relacionarnos y respetarnos de otra manera, sosteniendo el cariño como base fundamental”, sintetizó Daniela. Mientras tanto, las gemelas crecieron cobijadas por una familia que rediseñó sus vínculos, pero nunca abandonó el compromiso de la crianza.
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