Tres años pasaron desde que la casa de Gran Hermano cerró sus puertas. Convertido en un clásico televisivo, y en un fundamental de los reality shows, América está vez pondrá al aire la edición 2015. Jorge Rial será, otra vez, quien se pondrá al hombro las galas "desde su hogar", como le gusta llamar al canal donde viene haciendo Intrusos desde hace 15 años.
"No busco legitimarme delante de los colegas, porque uno no labura para ellos, sino terminaríamos en un microclima en donde lo único que importa es lo que dice el que conoce o el que desconoce. Me importa la gente".
En conversación con Ciudad.com, el conductor contó cuáles son sus expectativas para este GH2015, las novedades que se verán y la competencia con otros canales. Hombre que no esquiva tampoco cuestiones más íntimas, Jorge habló de su planes de casamiento con Mariana Antoniale y sus sensaciones sobre el conflicto de paternidad entre Ariel Diwan y Gisela Bernal.
-En la presentación dijiste que este programa te consagró como conductor, ¿por qué sentís eso, teniendo en cuenta que ya tenías una carrera exitosa en Intrusos?
-Siempre ocupé el rol de animador-periodista. En Gran Hermano fui puramente conductor, ahí tenía que pelear el histrionismo, repentización en vivo cuando pasaban cosas en el medio de la gala y en el medio de la casa, tuve que salvar situaciones como la de aquella pelea en vivo entre Munro y San Martín (N. del P.: Rial se cruzó al aire con un participante de la edición de 2011). Gran Hermano me sacó del rol de periodista de espectáculos y me puso en un lugar que pocos tienen, que es el de conductor. Creo que me hizo recibir de conductor todoterreno y un tipo que puede hacer, y estoy seguro, el reality más importante del mundo. Cuando voy a cualquier país del mundo y me preguntan de qué laburo y digo que conducía Big Brother, se sorprenden.
-¿Lo vivís como una legitimación entre tus colegas, probar que podés salir de espectáculo?
-Es una legitimación ante mí. Yo no busco legitimarme delante de los colegas, porque uno no labura para ellos, sino terminaríamos en un microclima en donde lo único que importa es lo que dice el que conoce o el que desconoce. Sí me importa la gente, pero sobre todo me importa a mí. Darme cuenta que yo podía conducir un programa como Gran Hermano que en el momento en el que lo agarré en 2007 fue muy grande, estando en otro canal... y después terminar en la final con 50 puntos de rating. Nunca me voy a olvidar a Marcos Gorban diciéndome en la cucaracha "38, 39, 40…".
-¿Qué diferencias creés que hay entre el primer Gran Hermano con Soledad Silveyra, en 2001, y el que viene? ¿Cómo quedó tu relación con Solita, después de haber tenido unos cortocircuitos el año pasado?
-Las diferencias las hacemos los conductores. Solita lo hizo muy bien, ella era más maternal con esto que decía "adelante mis valientes", era de darles ánimos a los chicos. Yo no, me metí para hacer quilombo. Con Solita está todo bien, el año pasado la gastaba un poco para divertirme, pero yo la respeto mucho. Es imposible no respetar su trayectoria, no hay ningún problema.
"Con Mariano Peluffo salgo a compartir ese horario, la competencia se va a dar después. Hay que aprender que los espacios se comparten. Yo estaría preocupado si fuera actor y una novela que vale 300 mil dólares hace 21 puntos. Cada uno sabe a dónde apuesta".
-Vas a estar compitiendo frente a frente con MasterChef en Telefe, precisamente con Mariano Peluffo, otro hombre emblemático de Gran Hermano. ¿Cómo ves ese duelo televisivo?
-Le escribí a Mariano un tweet que él me lo contestó con mucho cariño, porque nos tenemos mucho cariño. Ese es un horario fuerte, pero con Mariano salgo a compartir ese horario, la competencia se va a dar después, porque la gente va a decidir. Hay que aprender que los espacios se comparten. Cuando me dijeron en América que iban a hacer Gran Hermano me sorprendieron gratamente, porque no es un programa barato y, en estos tiempos y con la economía que corre, animarse a hacer esto es una apuesta fuerte. Yo no me podía quedar afuera, sobre todo porque no me quería quedar afuera de estar patriada de América.
-¿Cuál sería el número de rating que te dejaría conforme y cuál es el que te enloquecería?
-No puedo decir eso porque después… (piensa). Dame dos dígitos, con 10.1 puntos yo estoy feliz; y si me da 9.9 puntos, también. Yo lo que quiero es que salga bien, que cuando la gente vea el producto diga "la p… madre, mirá lo que está haciendo América". Eso es fundamental, más allá de los números. Debe ser importante para los demás canales, que en general con América la relación es de David contra Goliat.
-¿Tuviste algún llamado de Tomás Yankelevich sobre tu vuelta al reality?
-Ninguno, primero porque no tengo que tener ninguna recepción, ni permiso del canal ni de nadie para hacer un programa. Tengo excelente relación con Tomás, como la tengo con Adrián Suar. Los dos tienen productos fuertes en sus horarios y están tranquilos, pero guarda...
-¿Te molestaría que Las mil y una noches les hiciera sombra?
-No, es un programa que está instalado. Los que tenemos que estar acostumbrados no somos nosotros, son los actores argentinos que durante una hora pierden laburo. Eso es más grave. América, al contrario, durante toda la semana le da laburo a los laburantes. Yo estaría preocupado si fuera actor y una novela que vale 300 mil dólares hace 21 puntos. Cada uno sabe a dónde apuesta, América apostó al vivo y yo estoy atrás de eso, siempre.
-¿Sentís que Gran Hermano en América es la unión de dos de tus pasiones?
-Por eso lo hice, no hay otra razón. No lo haría ni en Telefe, ni en El Trece, ni en Canal 9 o en Canal 7: quería hacerlo en América. Ellos me convencieron, sino no estaría enfrente de Gran Hermano.
"Mariana es la mujer de mi vida y no me impone nada. El casamiento, si se puede, será este año, pero ella es mi pareja más allá de los papeles, de cualquier evento social. Mis hijas nos quieren ver felices y ellas son felices, ya con eso está".
Del escándalo de Diwan-Bernal a los planes de boda con Loly
-Se te vio movilizado con el conflicto por la paternidad de Ariel Diwan y el hijo que tuvo con Gisela Bernal. ¿Qué te generó toda esta distinción sobre "hijos de sangre e hijos biológicos"?
-Trato de no hablar mucho del tema porque tengo un pie en la cabeza que me lo impide, cosa que me parece bien. Lo único que puedo decir es que no hay diferencia entre los hijos. ¿Sabés cuál es la única diferencia? Cuando un hijo levanta la vista, te mira y sabe que sos el padre. Todo lo demás es anecdótico.
-Pregunta obligada, ¿se viene el casamiento? ¿Sentís presión de tener que poner la firma?
-Sí, me voy a casar con Mariana. Ella es la mujer que se volvió mi razón de vivir, me ayudó a rearmar mi familia, me ayudó a rearmar mi rompecabezas, que nunca pensé que lo iba a poder armar. Es la mujer de mi vida. Si se puede será este año, son cosas que se van a dar, depende del laburo; yo estoy con mucho trabajo y ella también va a estar con mucho a mitad de año. Mariana no me impone ninguna necesidad, convivimos y ella es mi pareja más allá de los papeles, de cualquier evento social. Mis hijas nos quieren ver felices y ellas son felices, ya con eso está.