Hace unas horas, el basquetbolista Sebastián Vega acaba de entrar en la historia. Y no por un logro deportivo sino porque su gesto ya marcó un hito en la sociedad. Es que es la primera vez en el deporte argentino que un jugador de la Liga Nacional de básquet cuenta que es gay.
En primera persona y con una extensa carta abierta que publicó en sus redes, el jugador de Gimnasia de Comodoro Rivadavia reveló sus miedos, el sufrimiento que padeció durante tantos años de ocultamiento, el apoyo que recibió de parte de sus colegas y seres queridos, y lo que lo llevó a tomar esta decisión de hablar.
"Me acuerdo del momento con exactitud: yo tirado en la cama, a oscuras, mirando el techo en silencio, sin saber qué hacer, sin querer asumir, con la cabeza explotada. Acababa de estar con un hombre por primera vez y no lo podía aceptar. Aquella noche fue una de las peores que recuerde. Significó un cambio definitivo en mi vida y mis estructuras", contó.
"Sufría, reprimía sentimientos, me sentía en falta. No podía comprender cómo me atraía una persona de mi mismo sexo, eso no estaba bien, eso no era 'normal'. Yo quería ser normal", siguió, sobre ese momento de quiebre.
"Sufría, reprimía sentimientos. No podía comprender cómo me atraía una persona de mi mismo sexo, eso no estaba bien".
Vega contó que empezó a reprimir lo que sentía. "Estuve de novio con una chica intentando continuar con mi vida heterosexual, pero después de un tiempo las ganas de estar con un hombre volvieron a surgir. Eran meses de absoluta confusión. Me mentía a mí mismo, negaba la realidad; estaba frustrado, triste. Yo quería ser uno más, quería encajar. Quería ser como mis compañeros y amigos. Y me empecé a hundir".
El deportista señaló que sentía que su vida personal y profesional iban por carriles separados e irreconciliables. Incluso dijo que llegó a considerar el retiro del básquet, lo que más ama en su vida, para tener una actividad que lo mantuviera lejos de la exposición y así estar más tranquilo con su vida sentimental.
"Yo quería ser uno más, quería encajar. Quería ser como mis compañeros y amigos. Y me empecé a hundir".
En esos años, 2014-2015, empezó a lesionarse continuamente. "Mi cuerpo evidentemente me estaba gritando que algo iba mal, que tenía que cambiar. Así fue que, tras arrancar terapia, decidí tomar las riendas de mi vida y le comuniqué la novedad a mi familia", dijo. Y señaló el tremendo alivio que sintió al encontrar respaldo en ellos.
Luego llegó el momento de contárselo a sus amigos. "Estaba cansado de tener que mentir y de decir que andaba con mujeres, cuando en realidad no era así. ¿Qué clase de amistad le daba a mis amigos ocultando todo? Empecé con los cercanos. Siempre recuerdo que lo hacía llorando. Como si hubiese algo mal", recordó.
Y con esa fuerza se animó a dar otro paso y a hablar con sus compañeros del club Gimnasia, donde obtuvo también mucha contención. "Me respaldaron, me demostraron que no iba a cambiar nada. Que mi orientación sexual no modificaría mi situación personal, lo que yo era (y soy) como persona".
"Tenía mucho miedo de quedarme sin trabajo. Y en eso los dirigentes del club fueron los primeros en respaldarme. Percibir aquella protección grupal e institucional me permitió ganar confianza y estabilidad. Ya no tenía que seguir viviendo en las sombras", expresó.
"Tenía mucho miedo de quedarme sin trabajo. Y en eso los dirigentes del club fueron los primeros en respaldarme".
Vega definió los años de callarse su verdad como durísimos y agobiantes, en los que se convirtió en una persona cerrada que vivía con miedo a que alguien descubriera que era gay.
Finalmente, el basquetbolista cerró su carta diciendo que quiere demostrarle a todos y a sí mismo que su profesión y su vida personal pueden ir por el mismo camino. "Que puedo ser gay y seguir jugando con el compromiso que tuve desde que debuté en la Liga".
"Me gustaría que este disparador pueda ayudar a otras personas que tal vez están o estuvieron en una situación similar".
"También me gustaría que este disparador pueda ayudar a otras personas que tal vez están o estuvieron en una situación similar", cerró Vega. Y expresó su intención de que su gesto acompañe a hacer este camino más liviano y menos traumático.
"Escribí esta carta con el corazón en la mano; sé que marcará mi futuro pero también que permitirá reconciliarme con el pasado. Y a caminar con la cabeza en alto. Persiguiendo mi propia libertad", cerró.