Una de las principales causas por las que Harry y Meghan Markle decidieron abandonar la Familia Real británica e irse a vivir a Estados Unidos fue el de conservar su derecho a la privacidad. Sobre todo la de su hijo Archie, que de haber crecido en un ambiente royal habría estado muy expuesto a los medios de comunicación como le ocurre al resto de miembros de la monarquía: no tener intimidad va en el cargo.
La gran duda era si los Sussex iban a conseguir su propósito trasladándose a otro país. Especialmente fijando su residencia muy cerca de Los Ángeles, donde los paparazzi se mueven a sus anchas a la caza de los centenares de famosos que por allí pululan.
Pero el tiempo les ha dado la razón y, un año después de abandonar Inglaterra, la pareja puede presumir de haber puesto en marcha su nueva vida sin que nadie haya sobrepasado los límites que ellos han impuesto. Y quien dice límites dice muros de la mansión de Montecito en la que residen, a prueba incluso de drones que ya han intentado captar por aire alguna imagen del pequeño Sussex.
Sin éxito, por cierto, ya que desde que dejaron atrás su vida royal no hemos vuelto a saber nada de Archie. Ni fotos en redes sociales, ni retratos por su cumpleaños, ni vídeos paseando por la calle con sus padres o su abuela Doria Ragland. Un blackout total del que solo salimos cuando uno de sus progenitores se atreve a comentar en público algo totalmente inocente sobre el niño de sus ojos.
Precisamente el último en hacerlo ha sido Harry, que ayer participó en el lanzamiento de una nueva plataforma de streaming llamada WaterBear Network. Una suerte de Netflix dedicada exclusivamente a contenidos que promueven la defensa del medio ambiente que el príncipe presentó a través de un vídeo grabado en su casa en el que recalcó cómo la llegada de su hijo le había hecho preocuparse cada vez más por el futuro del planeta.
“En el momento en el que te conviertes en padre todo cambia porque empiezas a preguntarte qué sentido tiene traer una nueva persona a este mundo si cuando ellos tengan tu edad el planeta va a estar totalmente destruido”, reflexiona Harry en un momento de su aparición.
“No podemos robarles su futuro. Realmente no podemos. Esa no es la misión por la que estamos aquí”, aseguró para después ponerse místico al más puro estilo new age californiano afirmando que la Covid-19 es un castigo por cómo hemos tratado al medio ambiente.
“Una vez alguien me dijo que parecía que la Madre Naturaleza nos había mandado esta pandemia para que nos quedáramos en nuestra habitación encerrados por portarnos mal y así tuviéramos tiempo de pensar en lo que habíamos hecho”, afirmó Harry.
“Tomamos mucho de ella y rara vez le devolvemos el favor”, recalcó antes de soltar una extraña metáfora sobre cómo solucionar el problema. “Cada gota de lluvia que cae del cielo alivia la tierra reseca. ¿Y si cada uno de nosotros fuéramos una gota de lluvia para el planeta?”, concluyó.
Fuente: revistavanityfair.es