La filtración de las fotos de Victoria Vannucci y Matías Garfunkel con rifles en mano, rodeados de los cadaveres de los distintos animales salvajes previamente cazados, provocó una avalancha de repudio y un álgido debate. Con el correr de las horas, luego se supo que también el periodista Lucho Avilés, entre otros famosos, también era un aficionado a la caza, un asunto que despertó la curiosidad en Desayuno Americano.
Así, el lunes por la mañana Barbie Simons se indignó con Julio Juri, uno de los argentinos que organizan las sangrientas travesías, quien justificó su actividad. “Todo se desarrolla en cotos de caza, que es un lugar donde hay un cerco alto, donde no se pueden introducir animales, ni tampoco los animales pueden salir. Son animales criados para cacería. Todo es para consumo, desde los pelos de los elefantes, con los que se hacen pulseras, hasta la carne que es enviada en su totalidad a frigoríficos (…) Esto no se toma como deporte, esto es una pasión”. Entonces, cuando Luis Novaresio le preguntó qué sentía al cazar y el cazador aseguró que “respeto” (?), dado que según sus llamativos argumentos los animales tienen la libertad (?) de escaparse, dentro de las 15 mil hectáreas del predio.
"¿Cuál es la diferencia entre matar a un animal de esta manera, con el sufrimiento que implica, y matar a una persona? ¿Respeto hacia qué? ¿De qué tipo de respeto está hablando? Lo dice una persona que no consume carne desde los 12 años", arremetió Barbie Simons.
Sulfurada, Barbie cuestionó con dureza: “Cuando usted menciona que siente respeto por el animal, ¿a qué tipo de respeto se refiere? Digo, ¿cuál es la diferencia entre matar a un animal de esta manera, con el sufrimiento que implica, y matar a una persona? ¿Respeto hacia qué? ¿De qué tipo de respeto está hablando? Lo dice una persona que no consume carne desde los 12 años, a pesar de que fui criada con un bife de chorizo enfrente. No consumo ningún tipo de producto animal, estoy a un paso de no utilizar ni siquiera cosas de cuero, que es lo único que me faltaría. Tengo una cierta racionalidad para debatir sobre el tema. A mí me genera una indignación feroz, tremenda, me parece primitivo, prehistórico lo que usted hace. Perdón que lo juzgue de esta manera. Ver sus fotos me genera asco, y creo que miles de personas del otro lado del televisor se identifican conmigo y lo que siento. ¡Que usted me hable de respeto! Usted no tiene respeto de sí mismo”.
Sin hacer alusión a la reflexión, el interlocutor soltó: “Es lo que usted opina. Me parece muy bien, es su opinión”. Enfática, la periodista sentenció: “Es lo que opino y tengo todo el derecho de expresarme como quiero. Le aseguro que saca lo peor de mí. Me indigna verme de esta manera”.