Quienes vivimos en Buenos Aires quizás entendamos a qué se refiere ese "no sé qué" que canta el tango sobre sus callecitas. Pero, a veces, la mirada de quien viene de lejos, como la de Albert Baró (23), pone en evidencia que ese encanto también es un caos.

Feliz por la experiencia que está viviendo desde que se mudó a estas pampas para ponerse en la piel de Bruno, su personaje en ATAV, al actor español todavía le cuesta encontrarle la vuelta al caótico tránsito porteño, el único ítem al que no se pudo adaptar de la cultura argentina.
"Aún no puedo acostumbrarme a la desorganización que hay en la calle. ¡Sufro!", le contó a revista Gente, entre risas.
"Aún no puedo acostumbrarme a la desorganización que hay en la calle. ¡Sufro! Voy en el coche pensando: '¡¿Por qué la gente aquí se inventa carriles?!'.
"Voy en el coche pensando: '¡¿Por qué la gente aquí se inventa carriles?!' Pero veo que vosotros os entendéis, eso me deja un tanto tranquilo", explicó el actor, conocidísimo en nuestro país gracias a su papel de Joan en la tira catalana Merlí que fue suceso en Netflix.

Claro que, al margen del tránsito alocado, el joven se expresó encantado con nuestra gente. "Lo que realmente me apasiona es la calidez del argentino. Son buenos recibidores. ¡Aquí ir a tomar un helado es un planazo, como quien propone ir a tomar una birra o un café!", contó.

Y, tal como atestigua su cuenta de Instagram, Albert también levanta sus pulgares a las costumbres gastronómicas vernáculas más típicas: una foto que subió comiendo un sándwich de milanesa en los carritos de la Costanera lo dice todo.
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