En el cuerpo de un Judas moderno, Gastón Pauls le da vida a un personaje tan breve como esencial en la historia del filme de Steven Soderbergh que se estrena mañana. Che - Guerrilla, la segunda parte de la historia de gestación de la Revolución Cubana con Benicio del Toro como Ernesto Guevara, lo coloca a Pauls en los zapatos de Ciro Bustos, supuesto entregador del argentino. Aunque el actor reabre el debate: "No lo creo un traidor", dispara.
Veamos: Bustos, hombre de confianza del "Che" al que cientos de páginas condenan como delator en Bolivia mediante sus dibujos y quien se defiende tildándose de chivo expiatorio, tiene, según Pauls, su contracara. "En general las historias las escriben no sólo los que ganan sino los que tienen más poder y contactos, y Ciro no los tenía. No creo que sea el entregador. La situación estaba ya complicada y hubo mucho traidor antes. Una situación casi inmanejable", juzga. "Hablé con él, que está en Suecia, y hasta hoy nos mandamos mails. No vio la película y tampoco tiene ganas. Ya contó su historia en su libro y su verdad está puesta ahí. Siempre hay que encontrar un culpable y yo creo que había un mundo culpable y no un solo hombre".
¿Qué encontraste en ese hombre que vive social y eternamente condenado?
Hablé, leí, vi el documental Sacrificio y me encontré con cómo se vive con el dedo de la sociedad señalando. Y me pareció un tipo de una dignidad y una inteligencia asombrosa. La entrega su puesta es a través de unos dibujos que hace, pero él dice que dibujó a gente que no existía también para confundir a los militares bolivianos. Yo hice la escena llorando, porque necesitaba la sensación de dolor de él. No sé si limpiar, pero desde mi lugar puse un halo de luz sobre un personaje oscurecido por la historia. Además, la imagen de Judas siempre me sedujo.
¿Por qué?
Porque se llevó la peor parte y puede no ser la historia así. Quizá siempre hubo un pacto entre Cristo y Judas de ocupar cada uno un lugar. Y salvando distancias, aquí me atraía poder contar también el dolor de Judas. Por eso le ofrecí a Bustos hacer un documental, pero no creo que quiera hablar más.
¿En cuánto coincidís con esa teoría de una cristianización de la figura de Guevara, del Che como Jesús?
Es que hay algo totalmente cristiano en el Che. Cristo fue un revolucionario, alguien que se oponía a un régimen y Guevara también iba contra una verdad y termina pagando. Hay conexión.
¿Qué distancia encontrás entre el Che real y el más mediático?
Una distancia de años que van generando más cuentos. Lo de él era acción pura. Se le puede criticar o aplaudir, pero no se puede negar que era persona de acción. Salía y hacía. Eso es más que el afiche y la remera. Aparte, acá hubo algo que me maravilló de Benicio del Toro: la película podría haber sido hecha por los principales estudios estadounidenses, pero él quiso hacerla en castellano y tuvo que salir a buscar dinero. Cobramos dos pesos, pero hubo compromiso con el relato.