Lejos de los pantalones híper ajustados y del rubio susanesco que eligió lucir durante tanto tiempo, Nazarena Vélez asistió al piso de "Mañaneras", luciendo un vestido primaveral de color amarillo, y exponiendo un tono oscuro en su cabello.
No obstante, estos pequeños detalles fueron los únicos cambios que se pudieron recalar en esta "nueva" Nazarena, el resto fue más de lo mismo.
Habló de cada una de sus parejas, aún cuando había dicho que se negaría a dedicarle un renglón a cada uno porque la lista era interminable; habló de Gonzalito y Barbarita, recordó que ella siempre fue "Susanita"; lloró, relató el "horrible" verano que debió transcurrir, se refirió a Garbellano y a su adicción a las pastillas.
A falta de nuevos temarios, volvió a revisar, una vez más, los viejos expedientes. Y aunque no dijo nada nuevo, siempre hay algo que la mediática aporta para la enciclopedia bizarra argentina.
"Mis dos grande amores fueron Alejandro y Daniel (.) A Ale lo quiero como a un hermano, y los últimos dos años con Daniel fueron de desgaste total; de hecho no tendría que haber habido una segunda vuelta", fueron las declaraciones que, a modo de prólogo, anunciaron su presencia en el estudio.
Luego fue el turno de anunciar que el gran error de su vida es dilatar las cosas y explotar a destiempo, y que se siente con la experiencia de una mina de cincuenta años. Claro que su cara de compungida y su aparente tranquilidad colaboraron para echarle un manto de lástima y tragedia griega a las palabras de Nazarena.
Pero a las mañaneras pareció no importarles el relato vivencial de la ex chica Sofovich, y en consecuencia la pincharon para embarcarla, nuevamente, en las tempestades de su pelea con Garbellano.
Y Naza claro, se subió al barco: "Para estar así de tranquila tuve que pasar el verano de mierda que pasé", arrancó. Para colmo a Karina Mazzoco se le ocurrió decirle que era como el "Ave Fénix que resurgió de las cenizas".
Y parece que a la Vélez le encantó la comparación y se decidió a ponerle play al cassette de siempre. "Me dolió ver sufrir a mi familia", "Barbarita fue mi sostén", "De ser protagonista pasé a ser extra", "Se me bastardeó como mujer y como profesional", "No sé sí fue venganza o me metí con un desequilibrado", "Tengo tendencia a elegir relaciones que no van", y más, mucho más de lo mismo.
Por supuesto que no faltaron ni las lágrimas, ni los mohínes exagerados, ni el pronunciamiento exagerado de la "y" al decir "yo", infinidad de veces. Nazarena dijo lo mismo de siempre porque, como bien dice el refrán, aunque la mona se vista de seda, mona queda.
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